Este 20 de enero se cumplen 365 días de comentarios racistas y amenazas que hacen cuestionarnos qué pasaba por la cabeza de las 59 millones 505 mil 613 personas que decidieron darle su voto al que, hoy en día, es el presidente que hace temer al resto del mundo un acto impulsivo de su parte desate una catástrofe.
El 8 de noviembre de 2016, mientras los ojos del planeta veían con asombro los resultados de la elección presidencial de los Estados Unidos, en California, sus habitantes tuvieron la oportunidad de elegir algo un poco más relajado.
¿Prohibición o diversión? Los californianos, además de elegir a quien querían que los gobernara, también decidieron dar luz verde a legalizar el uso recreativo de la marihuana.
Los resultados fueron favorables a las nubes de humo denso que se cortan al calor de una estruendosa carcajada, confusión y palabras que parecen desencajadas por el estímulo al cerebro que provoca el tetrahidrocannabinol (THC), principal ingrediente psicoactivo de esa hierba que actualmente es motivo de debate en muchos países.
Mientras el estado de California se preparaba para hacer las legislaciones necesarias para regular la venta y distribución de la marihuana, la creatividad invadió a los habitantes de ese estado y comenzaron a pensar en formas más ‘divertidas’ de dejarse llevar por el efecto de la cannabis.
Fueron más allá de forjar un cigarro o preparar brownies, qué tal un aderezo que resalte el sabor de cualquier alimento mejor que un Mil Islas?
La solución para esas ensaladas aburridas o para darle un toque de sabor extra a la rebanada de pizza es un aceite de oliva extravirgen de la marca Pot d’Huile.
Pero este no es un aceite de oliva convencional; el toque ‘mágico’ es que está mezclado marihuana, un ingrediente que, según los que lo han probado, logra resaltar los sabores de la comida.
La creadora de ese ingrediente infaltable en las cocinas de los más aventureros californianos es Yannick Crespo, bioquímica y bióloga de San Francisco que quiso experimenta con la hierba que consumía de forma ilegal para crear un producto que hará volar los paladares de quienes se atrevan a ponerle un chorrito de este aceite a sus alimentos.
De acuerdo a Crespo, este producto se elabora con flores de Gorilla Cookies, una variedad de marihuana que nace de la cruza entre Gorilla Glue #4 y Girl Scout Cookies; es decir, un híbrido bien equilibrado entre cannabis indica y sativa, lo cual genera efectos que no se comparan a fumarla o ingerirla de otro modo.
No debemos olvidar que conseguir este producto es ilegal en México; Pot d’Huile lo sabe y por eso evita problemas con la justicia vendiendo su producto exclusivamente en California.
Pero si un día vas de visita a ese estado, puedes obtener la el aceite de oliva con marihuana en tres presentaciones: 25 mililitros, para los curiosos; 125 mililitros, para los que quieran experimentar con varios platillos, y 375 mililitros, para aquellos que quieran sentirse Massimo Bottura y compartir con varios amigos sus creaciones culinarias.
En la página de la marca se ofrecen algunas recetas, por si te sobran algunas gotas del aceite y no quieres desperdiciarlo en unos tacos.
Marihuana en comida mexicana
En California, se estima que viven cerca de 15 millones de latinos, y en ellos destacan los mexicanos, quienes están aprovechando la legalización del uso recreativo de la marihuana para hacer de la comida que aprendieron a cocinar en su lugar de origen algo que seguro sorprenderá los paladares de aquellos que le huyen al picante.
Preparar el aceite y mezclarlo con la salsa, una técnica que nació para combatir dolores y malestares por enfermedades y, con la legalización del uso recreativo, se convirtió en una alternativa gastronómica valiosa.
En Amsterdam, el paraíso de las drogas legales, es fácil encontrar chocolates, dulces, frituras y hasta cervezas mezcladas con marihuana, todo gracias a la creatividad que el THC puede despertar en algunos.
No faltará mucho tiempo para que en California se comiencen a vender productos más latinos mezclados con marihuana. Tal vez en unos meses la Ciudad de México pierda su título como “el mejor lugar para comer tacos” y California robe ese puesto con tortillas verdes, no precisamente de nopal.
