Abuso en el consultorio

No hay día en que no se den a conocer los hallazgos de estudios realizados por científicos con fines que se limitan a la investigación médica. 

Y son pocas las veces en las que nos enteramos de casos como el de Nikita Levy, ginecólogo del Sistema Sanitario John Hopkins, quien fue despedido en 2013 luego de que se descubriera que utilizaba en sus consultas una cámara oculta en una lapicera para filmar y fotografiar los exámenes pélvicos que realizaba a sus pacientes, a quienes también les hacía "tocamientos inapropiados".

Eugenia Rodríguez Eugenia Rodríguez Publicado el
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Las violaciones de más de 100 mujeres en Japón durante su participación en un estudio falso ‘para medir la presión arterial’ fueron exhibidas y vendidas a sitios pornográficos

No hay día en que no se den a conocer los hallazgos de estudios realizados por científicos con fines que se limitan a la investigación médica. 

Y son pocas las veces en las que nos enteramos de casos como el de Nikita Levy, ginecólogo del Sistema Sanitario John Hopkins, quien fue despedido en 2013 luego de que se descubriera que utilizaba en sus consultas una cámara oculta en una lapicera para filmar y fotografiar los exámenes pélvicos que realizaba a sus pacientes, a quienes también les hacía “tocamientos inapropiados”.

La semana pasada se reportó otro incidente a causa de lo que aparentaba ser una “investigación clínica para medir la presión arterial durante el sueño”, que dejó como saldo alrededor de 100 mujeres drogadas y violadas en Japón. 

A diferencia de Levy, el responsable de los hechos, Hideyuki Noguchi, un hombre japonés de 54 años que actualmente enfrenta cargos en el Tribunal de Distrito de Chiba por violar y abusar sexualmente a mujeres durante un periodo de dos años, no tiene formación médica.

De acuerdo a CNN, las agresiones presuntamente comenzaron en 2012, cuando Noguchi publicó en los diarios un anuncio que convocaba a mujeres adolescentes y menores de 40 años a participar en un estudio sobre el sueño, dijeron las autoridades niponas. O como informa el sitio NewsonJapan.com, “una prueba ficticia de su presión arterial después de haber consumido alcohol”. 

Las participantes, quienes acudieron a hoteles y complejos termales, eran drogadas con sedantes y, una vez inconscientes, violadas por el agresor, quien filmaba cada uno de los ataques para venderlos en sitios pornográficos. 

La AFP reporta que, según la cadena de televisión japonesa TBS y otras radiodifusoras, las imágenes de video eran publicadas en Internet o se vendían a los productores de películas pornográficas, con lo que Noguchi amasó una supuesta cantidad de más de 10 millones de yenes (más de 110 mil dólares).

Los oficiales han confirmado al menos 39 víctimas en Tokio y las prefecturas de Chiba, Osaka, Tochigi y Shizuoka, de acuerdo con reportes de la policía de Chiba. Pero Noguchi, quien enfrenta cargos de violación facilitada por drogas o violación por incapacidad en más de tres docenas de casos, dijo a la policía que en realidad el número de víctimas estaba por encima de las 100.

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