Expediente Seropositivo. Derivas visuales del VIH en México busca poner el tema en la esfera pública para derribar la estigmatización.
La aparición del VIH en el mundo no fue únicamente un fenómeno médico, sino un cambio de paradigma político, económico y social que impactó la producción artística, la cual sirvió como una herramienta para combatir la desinformación.
Los artistas y colectivos enfrentaron la incapacidad de los medios de comunicación, que no estando preparados o a veces teniendo morales muy conservadoras, en vez de ofrecer instrumentos para que la gente entendiera cuál era la situación del VIH, lo que hicieron fue reproducir un estigma.
El registro de esa producción artística que se suscitó en México desde 1983, año en que aparecieron los primeros casos de VIH, se presentará en la exposición Expediente Seropositivo. Derivas visuales del VIH en México, curada por Sol Henaro y Luis Matus.
La muestra, integrada por documentos y registros de carácter heterogéneo procedentes de los acervos artísticos y documentales de diversas colecciones, es un ejercicio de mapeo del Centro de Documentación Arkheia del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
“El Centro Arkheia tiene el compromiso permanente con las políticas de la memoria y con formar cada vez más una colección artística y documental sólida para función y disfrute de las generaciones por venir. Nos parecía que era muy importante asumirnos también como un centro de documentación activo y comprometido ética y políticamente con nuestra realidad”, explica Henaro.
En ese sentido, los curadores pensaron que el VIH era un tema de interés general, que por el tipo de museo, dentro de una estructura universitaria y por tener contacto amplio con audiencias jóvenes, era urgente abordarlo.
“Uno de los grandes impulsos de esta muestra es convocar de nuevo a la esfera pública el tema del VIH, porque reconocemos que es un tema que no está acabado y que continúa siendo vigente, en tanto que los índices de contagio se han mantenido, han impactado la producción artística contemporánea que se ve atravesada por diferentes lineas de conocimiento”, opina Matus.
Al ser un tema que no está acabado y que sigue estando rodeado por el desconocimiento y el estigma, los curadores de la muestra sostienen que el VIH es una condición crónica, como mucha otras que existen, pero que afortunadamente hoy se puede vivir distinta gracias al trabajo de muchas iniciativas civiles, artistas y colectivos que utilizaron la creatividad para hacer un reclamo social.
Los materiales hablan
Es muy difícil decir cuál fue la primera iniciativa que abordó el tema en México, pero los curadores reconocen que hubo una serie fotográfica que antecedió a la pandemia y que logró anunciar un poco lo que iba a venir: El condón, de Armando Cristeto.
“Fue una serie producida en 1979, dos años antes de la aparición del VIH en el mundo; Armando lo que hace es poner como protagonista al látex, digamos a la materia del condón, que es uno de los protagonistas de toda esta nueva manera de vivir la sexualidad, es una interface que mientras no se llegaba al PREP o a los retrovirales, el condón era el elemento que podía palear el nivel de contagio”, describe Henaro.
Otra de las iniciativas históricas y medulares en México fue el Taller de Documentación Visual, que desde 1989 se dedicó a producir material mediático que circulaba en exposiciones, además hicieron muchas colaboraciones con asociaciones civiles para tratar de resanar un poco esa falta de información que muchas veces no era la adecuada o simplemente no existía.
“De los que comienzan a poner en la esfera pública y a discusión el VIH como un tema de impacto es este taller, y mucha de esa obra retoma la misma producción y le da otra vida y otra circulación; justamente es una de las iniciativas pioneras en hablar de los índices de afectación”, dice Matus.
Muchas exposiciones artísticas tenían que ver con el condón, con su aparición en términos públicos, pero también existían otras que tomaban la sangre como un elemento muy presente en las producciones, a veces del propio sujeto que no necesariamente era seropositivo, de algún donante o emulaban la consistencia de este líquido por donde viaja el virus, pero que no es el único, ya que está el semen, las secreciones o la leche materna.
Otros elementos muy socorridos en términos icónicos en la producción artística son el medicamento, las pastillas y las pruebas, es decir, toda esa parte médica que ha acompañado el cuidado y el tratamiento que viene con la condición crónica.
En otro orden más simbólico y afectivo, que no es una materia o un elemento de representación, está lo que tiene que ver con lo afectivo y solidario, que permean todas las producciones que se encuentran en la muestra.
“Esa es una parte con la que nos identificamos mucho, porque nos parecía que también nos correspondía a nosotros informarnos y usar nuestros espacios de trabajo, la exhibición, para volver a discutir sobre algo que está presente”, afirma Sol.
La exposición contará con materiales provenientes, además, de Hilda Campillo, Richard Moszka, Omar Gámez, Lorena Orozco, Óscar Sánchez Gómez, Arturo Kemchs, Rolando de La Rosa, Hortensia Ramírez, José Antonio Cordero, Roberto de la Torre, Gabriel Figueroa Flores y 19 Concreto, entre otros.
“Uno quisiera abolir de manera radical concepciones muy conservadores que crees que limitan las libertadas; sin embargo, no podemos operar en el sentido opuesto y ejercer un elemento de poder, nosotros compartimos lo que creemos que son elementos de libertad para un pensamiento crítico, y en ese sentido esperamos que la producción que llevamos acabo pueda ser un lugar en el cual los sujetos puedan encontrar y responderse preguntas para abonar cada vez más libertades”, comenta la curadora.
Se parte de la muestra Expediente Seropositivo
Alejandro Brito, Sol Henaro, Luis Matus y Lorena Orozco Quiyono participarán mañana, a las 12:00 horas, en una conversación de apertura y al final de este evento se presentará el performance Historias de vida/La sangre se renueva, de Lorena Orozco en colaboración con Luis Matus, co-curador de la muestra Expediente Seropositivo.
La obra es una versión actualizada del performance homónimo realizado en 2003 durante la muestra 100-14-20: Sida y Estigmas, presentada en el Museo Universitario del Chopo.
“Esa pieza en su momento se dañó y la sangre que tenía colocada fue donada a un laboratorio; entonces, lo que decidimos hacer junto con la artistas es reponer ese elemento que da sentido simbólico a la pieza a través de una donación seropositiva que se hará al final de la charla”, señala Henaro.
Sin rojo
En algún momento se había pensado en vestir cromáticamente de color rojo la exposición, pero curatorialmente se resistieron a ello, porque es un color que se ha asignado históricamnete para hablar de VIH, y aunque desde luego la sangre es un elemento importante, les parecía que no era necesario volver a ese tono que, además, es violento de alguna manera.
“Quisimos salirnos de los parámetros, así como hemos tratado de alejarnos del señalamiento a la comunidad homosexual, también nos quisimos salir del color que normalmente se asocia, entonces, jugamos con otra paleta”, explica Henaro.