Para algunos solamente se trata de una revista estadounidense, para otros es histórica la portada de Time y su anuncio de quiénes son el “Personaje del Año”… pero lo cierto es que esta edición del icónico medio impreso es un retrato de que en la actualidad los hombres que respaldados por el poder hoy son señalados, acusados y enfrentan la justicia como hace muchos años debieron de haberlo hecho.
El “Personaje del Año” según Time son aquellas que han roto el silencio para defender sus derechos y para salir adelante en pro de acabar con la impunidad y para la prevención para evitar que aumenten los casos de acoso y abuso sexual en todo el mundo.
Como dice Time en esta edición, “estas voces lanzaron un movimiento” que ya no debe detenerse, porque la opinión pública grita mientras se acuerda y cuando el ojo del huracán están en pleno apogeo, después se olvida.
Las rompedoras del silencio que aparecen en la fotografía de la portada son la actriz Ashley Judd, la ex ingeniera de Uber Susan Fowler, la lobbista corporativa Adama Iwu, la cantautora Taylor Swift y la trabajadora agrícola de origen mexicano, Isabel Pascual.
Es incómodo pero es grave y real, las iniciativas para denunciar y acabar con los depravados sexuales a nivel mundial –entre ellas #MeToo (#YoTambién), deben ser las pioneras para que en países como México se pueda erradicar la violencia de género y, con ello, también disminuyan los casos de feminicidios.
Y es que como puntualiza la revista Time, “si estrellas del cine no saben a quién recurrir, ¿qué esperanza les queda al resto de nosotras? ¿Qué esperanza tiene una portera que es acosada por un compañero pero se queda en silencio por miedo a perder su trabajo, trabajo que necesita para mantener a sus hijos? ¿Para la asistente administrativa que se defiende todo el tiempo de un superior que no toma un ‘no’ como respuesta? ¿Para una empleada de un hotel que nunca sabe, mientras va de habitación en habitación cambiando toallas y limpiando baños, si la va a arrinconar un huésped donde no pueda escapar?”.
Ashley Judd –la primera en acusar al productor Harvey Weinstein on the record– alega en esta edición de la revista que “tenemos que formalizar la red de susurros (…). Todas las voces tienen que ser amplificadas. Ése es mi consejo a las mujeres”.
La revista que se publica semanalmente de 1923 señala que “esto surgió de una sensación muy potente de malestar. No tiene una única líder ni un único principio unificador. Los hashtags #MeToo y #BalanceTonPorc, #YoTambien, #Ana_kaman y muchos otros facilitaron que millones de personas se animaran a contar sus historias, pero esto es sólo una parte del todo”.
Se imprime, ¿y luego?
Lo trascendental es que los iniciativas en línea, la divulgación de estadísticas, la amplificación de las voces de las víctimas y la exposición que brindan los movimientos como éste de Time es que generan confianza en víctimas y en mujeres que por millones de razones –válidas– no se atrevían a hablar para defender sus derechos humanos.
Se trata de un problema cultural, educativo y legislativo, el acoso y el abuso sexual, así como la violencia de género, amenazan a la féminas de todo el mundo, sin distinción.
No es posible que una de cada tres mujeres en el planeta haya sido víctima de violencia física, verbal, psicológica o emocional por lo menos alguna vez en su vida, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En México, de acuerdo a la los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 66 por ciento de las mujeres mexicanas ha sufrido un incidente de violencia a lo largo de su vida en al menos un ámbito y ejercida por cualquier agresor.
Por ello, después de publicar esta edición de la revista Time, todas y cada una de nosotras –víctimas o no– debemos seguir con el estandarte más allá de fotografías sin igual, el papel y de cualquier hashtag.
El rostro de las víctimas
Conoce a las Silence Breakers (Rompedoras del Silencio):
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