¿A qué se debe la ausencia de huracanes esta temporada en México? Esta es la explicación

Los expertos coinciden en que el cambio climático está transformando la manera en que se comportan estos fenómenos
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Septiembre suele ser el mes más activo de la temporada de huracanes, incluso los pronósticos iniciales de los meteorólogos advertían sobre una temporada histórica, con tormentas consecutivas y una cifra récord de ciclones tropicales; sin embargo, la realidad ha sido otra.

El Atlántico se encuentrasumido en una calma inusual” que se cuestionan los expertos. Lo que parecía ser una temporada agresiva ha dado paso a una tranquilidad que podría ser una señal de cómo los fenómenos meteorológicos serán afectados por el cambio climático en el futuro.

El pronóstico de más de 20 tormentas nombradas se hizo bajo condiciones ideales, como aguas oceánicas más cálidas de lo habitual, pero no se ha formado ninguna tormenta desde Ernesto a mediados de agosto. Esta situación, inédita en los últimos 56 años, ha sorprendido incluso a los especialistas más experimentados.

Se pronosticaron más de 20 tormentas debido a condiciones ideales, como aguas oceánicas más cálidas, pero no ha habido ninguna desde Ernesto en agosto. Foto: Cuartoscuro

Factores climáticos y cambio en los patrones atmosféricos

De acuerdo con Phil Klotzbach, experto en huracanes de la Universidad Estatal de Colorado, esta calma se debe a condiciones atmosféricas extremas relacionadas con el calentamiento global.

A pesar de las altas temperaturas en la superficie del océano, que suelen ser un catalizador para la formación de ciclones, otros factores han interferido. El desplazamiento de las perturbaciones atmosféricas hacia el norte, incluso sobre el desierto del Sahara, ha impedido que estas tormentas lleguen a la zona de desarrollo principal en el Atlántico.

A través de un comunicado del Centro de Predicción Climática de la NOAA, el investigador Matthew Rosencrans explicó que estas alteraciones en los patrones atmosféricos son un indicio de que, en un planeta cada vez más caliente, podríamos ver menos tormentas, pero más intensas.

Un fenómeno que este año ha quedado claro con la presencia de condiciones ideales para huracanes, pero sin formación de tormentas.

El misterio detrás de la falta de huracanes

El agua del Atlántico ha estado cerca de niveles récord en cuanto a temperatura, lo que alimentó al huracán Beryl, el primero de categoría 5 en formarse tan temprano en la temporada, explicó la Universidad Estatal de Colorado.

Sin embargo, el problema radica en que estas aguas cálidas no están siendo alcanzadas por tormentas potenciales, ya que las perturbaciones que salen de África lo hacen en latitudes más al norte, donde el aire seco y el polvo del Sahara han sofocado su desarrollo.

Este comportamiento, indicó Klotzbach, podría estar relacionado con la interacción entre las aguas cálidas del Atlántico tropical y una pequeña área de aguas frías cerca del ecuador, un fenómeno conocido como “Niña del Atlántico”.

Estas condiciones, argumenta el experto, combinadas con un monzón africano que ha sobrecargado la atmósfera de humedad, han creado una situación donde las tormentas no logran organizarse.

Especialistas piden no bajar la guardia ante huracanes

Aunque el panorama actual parece calmado, los dos investigadores advierten que no se debe bajar la guardia. Históricamente, más del 40 por ciento de la actividad ciclónica ocurre después del 10 de septiembre, y la posibilidad de una reactivación en la segunda mitad de la temporada sigue latente.

Klotzbach sugiere que los factores que han limitado el desarrollo de tormentas podrían empezar a disminuir a finales de septiembre, lo que daría paso a una mayor actividad en el Atlántico.

Con el Golfo de México alcanzando temperaturas récord y la posibilidad de que La Niña se fortalezca en el otoño, existe la probabilidad de que la temporada se intensifique en los meses restantes, afectando a zonas cercanas al Caribe y la costa de Estados Unidos, finaliza.

El año pasado, Otis se convirtió rápidamente en huracán categoría 5 y destrozó el puerto de Acapulco. Foto: Cuartoscuro
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