Este año se celebra el centenario de la pandemia de influenza de 1918, causada por el virus H1N1 con genes de origen aviar, que tuvo una trascendencia enorme y tiene una actualidad extraordinaria, como lo ha demostrado la reciente pandemia acontecida en 2009.
Tal como especificó Julio Frenk, esta pandemia afectó a más del 20 por ciento de la población mundial y produjo no menos de 50 millones de decesos, “seis veces más muertes que las ocurridas en batalla durante la I Guerra Mundial”.
Para Frenk, “otra pandemia de estas características volverá a suceder sin lugar a dudas”, pero que afortunadamente “en la actualidad contamos con mejores mecanismos de respuesta, conocemos mejor la manera como se propagan estas infecciones y nuestros sistemas de información y comunicación son mucho más eficientes”.
Por su parte, Ana Cecilia Rodríguez de Romo señaló que “por primera vez en la historia de la medicina, este padecimiento se abordó de una manera científica, no como un fenómeno divino o mágico”. La académica explicó que, según los datos recopilados en diversos estudios, el consenso científico señala que la pandemia pudo haberse iniciado en el estado de Kansas, en los Estados Unidos de América, desde donde se diseminó a través de varios cuarteles militares y de allí se extendió a Europa.
Maria Eugenia Jiménez, académica, aseguró que en México la temporada de influenza va de la semana 40 del año y culmina al año siguiente, en los meses de abril y mayo, mientras que en el hemisferio austral es de la semana 20 a la 39 del año. Estos datos aportan una orientación para realizar el pronóstico de la siguiente temporada de influenza.
Jiménez comentó que el virus que ocasionó la pandemia de 1918 también era H1N1, como en la llamada pandemia mexicana acontecida en 2009, aunque puso en duda que el origen de esta última tuviera su origen en el país, ya que los datos epidemiológicos indican que la infección se inició en los Estados Unidos, concretamente en el estado de California.
La investigadora aclaró que para que ocurra una pandemia se deben reunir varios requisitos, “tener un nuevo virus, romper la barrera de especie y tener una transmisión eficiente de humano a humano”. Esos tres criterios se cumplieron en la pandemia de 2009, ya que el virus H1N1 había mutado desde 1918.
Afortunadamente, por recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), México había empezado a implementar desde 1997 un Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una posible contingencia por influenza, y en ese momento el virus al que estaban dando seguimiento era el H5N1, mucho más letal que el H1N1.“Esto nos dio a nosotros como país una oportunidad para ensayar el Plan de Preparación y Respuesta para H5N1, y nos dio pie a no partir de cero cuando se identificó el virus nuevo en 2009”, ponderó Jiménez.
El subsecretario Pablo Kuri Morales, quien fue en gran medida responsable del Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Influenza mencionado anteriormente, confirmó que los primeros dos casos de la cepa de 2009 tuvieron lugar en San Diego, California, en abril del mismo año. Kuri informó que en México se está vacunando contra la influenza estacional desde el año 2004 y la vigilancia epidemiológica que se lleva a cabo en la actualidad se encarga de detectar qué cepas están circulando y de identificar posibles cambios en los virus que puedan producir una pandemia.
Estas opiniones formaron parte de la mesa redonda “Cien años de la pandemia de influenza”, coordinada por Julio Frenk y Antonio Lazcano junto con la Directora General Adjunta de Epidemiología de la Secretaría de Salud (SSA), Maria Eugenia Jiménez en El Colegio Nacional.