“Cuando el serio y bien vestido cubano, Dámaso Pérez Prado, descubrió la manera de ensartar todos los ruidos urbanos en un hilo de saxofón, se dio un golpe de estado contra la soberanía de todos los ritmos conocidos… “, escribió Gabriel García Márquez sobre este artista cubano.
A 100 años de su nacimiento, es recordado por Cuba y México en la puesta Yo soy el rey del mambo, una obra de Ulises Rodríguez Febles, bajo la dirección de Dana Stella Aguilar.
“Es un proyecto binacional, un homenaje, una obra hecha con creativos mexicanos, y creativos cubanos como debe de hacerse un homenaje a Pérez Prado”, asegura Aguilar.
La historia nace de una investigación de la que surge el libro ¡Mambo qué rico é é é!, que, a través de distintos artículos, retoma la figura de Pérez Prado.
“El montaje está conformado por viñetas que se entrelazan, tiene una estructura muy contemporánea, pero a la vez, también vamos a saber cosas sobre Pérez Prado, como que fue un personaje sumamente polémico, vamos a recordar esas cuestiones, por su puesto a escuchar mambo y tiene muchos colores que es algo que a mí me gustó del texto que es de Ulises Rodríguez Febles, dramaturgo cubano”, señala la directora.
“De hecho él se va de Cuba porque ya estaba probando lo que era el mambo y la música cubana estaba cerrada a eso, o no quería que se experimentara de esa manera. Él vivió varios rechazos en su país natal y por eso también vino a México y se le abrió la oportunidad de realmente experimentar con el mambo”, recuerda Dana Stella Aguilar.
El espectáculo escénico cuenta con música en vivo de la agrupación matancera Atenas Brass Ensemble, dirigida por el maestro Rodolfo Jorge Horta, y es una fusión denominada mambo-drama en el que confluyen escritores, músicos y teatristas para rendir un homenaje a aquel hombre de la isla caribeña que expandió su sonoridad ofreciendo al mundo los ritmos más bailables.
“Ha sido bonito ver cómo aquí, en México, Dámaso Pérez Prado, todavía habita, se escucha y está su eco en muchas cosas y en Cuba, donde la estrenamos, no tanto. Entonces también fue muy padre poder llevarlo al origen, porque de hecho estrenamos en Matanzas, que es la cuna de Dámaso Pérez Prado y la gente se sorprendió, nos pasó que nos decían ‘no sabía esto de Pérez Prado’. No sabían, incluso, lo que había hecho en México ni a nivel mundial”, comenta Dana Stella Aguilar.
El elenco del montaje está conformado por Gerardo Trejoluna, Héctor Hugo Peña, Ernesto Álvarez, Fabiana Perzabal, Luz Marina Acros, Julio Olivares y Omar Godinez.
Caminos cruzados
Un encuentro “fortuito” llevó a la compañía Conjuro Teatro a tropezar con Dámaso Pérez Prado al conocer a Ulises Rodríguez Febles, en Cuba. Rodriguez llevaba ya un tiempo desarrollando una investigación sobre esta controversial figura y la verdadera fecha de su nacimiento.
Entonces, la magia que acompaña a los proyectos entrañables se hizo presente, la relación interminable y fraterna que siempre ha existido entre los pueblos de Cuba y México provocó este espectáculo que rinde homenaje a un ser creativo, con la locura y osadía de los grandes artistas, esos que son capaces de hacer a los otros, por un momento al menos, tan libres como ellos, capaces de disolver fronteras y prejuicios.
Al proyecto se sumó Luis Villanueva en la coreografía, Alain Kerrioú en la creación audiovisual e iluminación, Alí Lecona en el diseño de maquillajes y peinados; apoyados por el equipo de producción, se unieron en la realización artística a los cubanos Israel Rodríguez en el diseño de escenografía y vestuario; Juan Cisneros en la asesoría de cantos y ritmos.
Más allá del mambo
En la puesta en escena se podrán escuchar piezas clásicas del compositor cubano como “Qué rico mambo”, “Mambo No. 5”, “Mambo No. 8”, “Qué le pasa a Lupita”, pero también sonarán canciones poco conocidas como “Suite exótica de las Américas” o “Concierto para bongó”.
“Son piezas que no se conocen de él y que son increíbles. Queremos hacerle justicia en ese sentido, porque además de que son piezas muy hermosas, pues él también quería ser escuchado de esa manera, pero como dice un texto en la obra ‘es que la gente sólo me pide mambo, y mambo y mambo, pero yo tengo muchos ritmos y muchas cosas en la cabeza’. Su creación iba más allá del mambo”, dice la productora mexicana.
Dámaso Pérez Prado tenía una personalidad muy polémica, fue todo un ser verdaderamente teatral que siempre estuvo rodeado de rumores, por ejemplo, se decía que lo habían sacado del país, después de estar 10 años, porque había hecho el Himno Nacional Mexicano en mambo, cosa que no es cierto.
“Hay momentos en los que se invita al público a que, de alguna manera, goce el mambo. Es un montaje teatral no es un concierto, pero por su puesto que los que quieran bailar mambo les abrimos un espacio al final de la obra para gozar, porque el mambo invita. Se te mueven los pies”, asegura Dana Stella Aguilar.
Se presentará el viernes 31 de agosto a las 20 horas, sábado 1 de septiembre, a las 19:00 horas, y domingo 2, a las 18:00 horas, en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes.
La vida de Pérez Prado
1917 Nació un 11 de diciembre en Matanzas, Cuba.
1948 Llegó a la Ciudad de México, invitado por el cantante Kiko Mendive. Fue influido por la música del director de orquesta mexicano Arturo Núñez. Fue en el país donde adquirió su sello característico.
1949 Grabó su primer disco en la RCA Víctor con dos canciones: “Qué rico el mambo” y “Mambo No. 5”, el cual se convirtió en un éxito inmediato.
1981 Se nacionalizó mexicano. En ese año estrenó, en la obra de teatro Son, de Juan Ibáñez, su arreglo de Décima muerte, de Xavier Villaurrutia.