A 40 años del Never Mind the Bollocks; la sobredosis de anarquía que sacudió al mundo

Los Sex Pistols no fueron la primera banda de punk, sin embargo, su fuerza y críticas en contra de figuras que hasta ese momento eran intocables los inmortalizó en la historia del rock
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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¿Cómo es posible que menos de 40 minutos hayan logrado perdurar durante más de 40 años en la memoria colectiva? La respuesta la tienen los Sex Pistols y su disco Never Mind the Bollocks, el primer y único álbum de la banda que cimbró al Reino Unido en la década de los 70.

La obra fue ideada como una provocación, no en un sentido peyorativo, sino como un plan maestro para alterar el orden establecido de la sociedad británica y del propio rock and roll, pues la banda y sus productores consideraban que el género había caído en una zona de confort.

La obra prima de la banda compuesta por Johnny Rotten en la voz, Steve Jones en la guitarra, Paul Cook en la batería, así como Glen Matlock y Sid Vicius en el bajo, más que el lanzamiento de nuevas canciones representó una clase de epitafio para la fugaz y memorable carrera de los Sex Pistols.

Un chillante color amarillo con vivos en rosa y letras en negro destacan de la portada del Never Mind the Bollocks, se trata de una combinación de tonos que sólo podrían encajar en el punk, pues el diseñador Jamie Reid intentaba que la cara del álbum fuese lo más incómoda posible.

El disco salió al mercado de la mano del sello Virgin Record y no pasó mucho para que las buenas conciencias del Reino Unido intentaran censurarlo por mostrar “material impreso indecente”, por haber colocado la palabra ‘bollocks’ en la portada, que bien puede ser traducido como ‘cojones’.

Aunque los Sex Pistols tomaron la bandera de la anarquía como estandarte, fue un hombre de leyes quien logró que el disco no fuera censurado. El abogado John Mortimer convenció a la justicia británica de que la palabra ‘bollocks’ en realidad podía significar pelota, clérigo o disparate.

“Por mucho que mis colegas y yo deploremos la explotación de los peores aspectos de la naturaleza humana con el fin de lograr beneficios comerciales como lo hace usted y su compañía, debemos a regañadientes declararlo inocente de los cargos”, se puede leer en la sentencia del caso.

Tiempo después, Rotten narró que el nombre del álbum surgió por casualidad. Mientras la banda discutía como se llamaría su primer disco, el guitarrista desesperado dijo “Oh, fuck it, never mind the bollocks of it all” (“oh, ¡joder!, ¡qué cojones importa todo eso!”); se habían salido con la suya.

Dicha polémica no fue nada comparada con lo que enfrentarían al relanzar los sencillos Anarchy in the U.K y God Save the Queen, cuyas letras era un crítica directa a una sociedad conformista y un gobierno que no garantizaba un futuro para los jóvenes y la clase trabajadora.

“Dios salve a la Reina. El régimen fascista te ha convertido en un idiota. Una bomba de hidrógeno en potencia. Dios salve a la Reina. Ella no es un ser humanos. No hay futuro en el sueño de Inglaterra”, señala la letra de la canción que culmina con las frases “no hay futuro para mí” y “no hay futuro para ti”.

Obviamente la banda fue tachada de antipatriótica por haber insultado a la Reina Isabel II y fue calificado por funcionarios de la realeza y el gobierno británico como una muestra de la decadencia de la sociedad que había perdido respeto por los valores y las instituciones.

“No se escribe una canción como ‘God Save the Queen’ porque odies a los ingleses. Se escribe una canción así porque los amas y estás cansado de lo que los maltraten”, explicó Rotten años después, lo que confirmó que la canción era un himno de protesta en favor de la clase obrera.

Mientras que Anarchy in the U.K espantó a más de uno por hacer una apología a la anarquía, mientras que la canción Pretty Vacant también fue censurada por varias estaciones supuestamente porque Rotten exageraba el final de la palabra ‘vacant’ para que sonara como ‘cunt’, es decir, vagina en inglés vulgar, aunque el vocalista siempre lo negó.

Los Sex Pistols no fueron ni de cerca la primera banda de punk de la historia, para ese entonces ya existían The Ramones y los New York Dolls, sin embargo, nadie había representado un ataque tan directo contra el gobierno y la sociedad como ellos; ahí recayó el secreto de los británicos.

Dato curioso es que Sid Vicius, el icono de la cultura punk, apenas contribuyó en la grabación del álbum, pues sus compañeros sabían que era un pésimo músico y podría echarlo a perder, por lo que Rotten pidió a Matlock, el antiguo bajista, que grabara las pistas de bajo.

Matlock aceptó, sin embargo, luego se negó a colaborar, pues el McLaren, el manager de la banda, difundió un telegrama en el que aseguraba habían echado al bajista porque le gustaban los Beatles y Paul McCartney; algo inaceptable para la escena del punk.

Quien grabó finalmente las pistas de bajo fue el Jones, quien ha dicho que el bajo de Vicius sólo aparece un par de segundos en la canción Bodies. “(Vicius) tocó su mierda de parte de bajo y simplemente le dejamos que lo hiciera. Cuando se fue grabé un trozo encima, dejando la parte de Sid floja. Creo que es escasamente audible en la pista”, declaró Jones.

Un año después del lanzamiento del Never Mind the Bollocks la banda se separó entre escándalos de drogas y constantes luchas de egos entre los integrantes de la banda, por lo que el álbum se convirtió en un documento histórico de un momento clave en la contracultura occidental.

El disco es actualmente considerado uno de los mejores de la década de los 70, más por su idea que por su contenido musical, y a menudo es citado por varios artistas como influencia fundamental en sus carreras; menos de 40 minutos han bastado para perdurar por 40 años.

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