40 años de The Wall: historia, significado y la proyección de Roger Waters en el álbum

El onceavo disco de Pink Floyd llevó el sonido de la banda a terrenos nunca antes explorados; sin embargo, costó la ruptura de los cuatro músicos
Roberto Trejo Roberto Trejo Publicado el
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Un mes después de intensos bombardeos, el constante derramamiento de sangre y la lluvia de balas en las playas de Italia, Eric Fletcher Waters murió a manos del Ejército del Eje; un hecho que marcó la vida de su hijo Roger e inspiró la creación del legendario álbum The Wall de Pink Floyd.

El Teniente Segundo del 8º Batallón de Regimiento de Infantería falleció el 18 de febrero de 1944 en la Batalla de Anzio durante la Segunda Guerra Mundial. Por aquel entonces, el pequeño Roger Waters tenía sólo cinco meses de nacido; lo que lo condenó a experimentar una infancia sin una guía paterna.

Es por esta razón que Pink, el protagonista de la opera-rock The Wall, pierde también a su padre durante la Segunda Guerra, quedando así al cuidado de su sobreprotectora madre, mientras sufre la indiferencia de la sociedad; pasajes que se transforman, metafóricamente, en los ladrillos que conforman el muro que aísla a este personaje del mundo.

Pero esta situación no fue exclusiva de Waters, pues miles de niños se quedaron sin padre durante esta conflagración. Lo que los obligó a convertirse, antes de los previsto, en los “hombres de la casa”, pero al ser tan jóvenes tampoco eran tomados muy en serio por los adultos. De hecho, ese el principio básico del rock como movimiento contracultural.

Aunque Pink piensa constantemente en su padre de manera nostálgica, en la canción Another Brick in the Wall, Pt. 1 pregunta “Papá, ¿qué dejaste para mí?”, para luego responderse a sí mismo “A pesar de todo, sólo fue un ladrillo en la pared”. Un reclamo que representaba claramente a los jóvenes británicos de la época.

La segunda parte de esta canción es, probablemente, la más conocida de Pink Floyd, ya que aborda la estricta educación de la época y cómo los varones eran reprimidos por los profesores una vez que mostraban el más mínimo síntoma de sensibilidad. Lo cual se convirtió en otro ladrillo en el muro de Pink y Waters.

Pero Pink no sólo mantiene conflictos con la figura de su padre. Su madre lo ha criado de una manera en que, emocionalmente, es imposible de valerse por sí mismo, pues lo mantiene aprisionado con sus reglas, celos y conservadurismo. “Madre, ¿era necesario que fuese tan alto?”, pregunta el personaje en relación al muro.

Este modo de crianza provoca que Pink tenga dificultades para entablar sanas relaciones con mujeres, pues lo que busca no es una novia o una esposa, sino una madre que lo proteja. Basta con ver que el propio Waters ha pasado por tres divorcios y cuatro bodas durante sus más de siete décadas de vida.

Pink, al igual que Waters, pasa de ser un chico tímido a una gran estrella de rock. Sin embargo, siente un profundo rechazo hacia los fans que sólo lo ven como una deidad o líder fascista al que hay que venerar y obedecer sin ningún cuestionamiento.

De hecho, el concepto del muro llegó a Waters durante un concierto en Canadá donde los fanáticos hacían demasiado ruido y no permitían apreciar la música. El bajista se hizo de palabras con uno de ellos y le escupió. Fue entonces que pensó lo genial que sería construir un muro entre la banda y el público.

“Yo estaba descontento con los públicos numerosos. El público crecía exponencialmente y yo sentía que todo se salía de control. Sentía que el negocio se apoderaba de nosotros. Me sentía cada vez peor cuando el público gritaba durante dos horas”, declaró el músico para la serie documental Seven Ages of Rock de la BBC.

Otra fuente de inspiración para este disco fue Syd Barret, el primer líder y vocalista de Pink Floyd, quien también vivió una tortuosa infancia y al crecer se fundió el cerebro en LSD. En alguna ocasión, Barret afeitó todo su cuerpo y visitó a sus antiguos compañeros, quienes simplemente no podían creer su extremo cambio físico y mental.

Pink, al igual que Barret, se refugia en las drogas para poder lidiar con sus problemas. El personaje experimenta, durante la parte media del disco, una sobredosis que lo deja al borde de la muerte y la locura.

Lee: El día que Syd Barret, el ‘Diamante Loco’, sorprendió a Pink Floyd en Abbey Road

En la película basada en The Wall se puede ver al actor Bob Geldof afeitarse todo el cuerpo (excepto la cabeza), tal y como lo hizo Barret. Las drogas son, de esta manera, otro ladrillo en el muro que aísla a Pink del exterior.

Para la parte final de este álbum conceptual, Pink es sometido a un juicio dentro de su cabeza, donde los testigos son su madre sobreprotectora, su estricto profesor del colegio y su esposa infiel. Finalmente, la sentencia del juez es que caiga el muro para que el personaje sea expuesto, tal y como es, al mundo real.

La complejidad lírica y musical de esta obra la han convertido en uno de los discos más importantes, no sólo de la carrera de la banda, sino de la historia del rock. Mención aparte las contribuciones del guitarrista David Gilmour, especialmente en la canción Comfortably Numb.

Aunque el éxito de este disco fue mayúsculo, también marco el punto de no-retorno para la ruptura de los músicos. El disco era tan personal para Waters que el control creativo que ejercía, prácticamente, no permitía la intervención de nadie más. Lo que, finalmente, provocó su salida de la banda en 1985.

Fue durante la gira de The Wall que Waters logró construir, literalmente, un muro durante las presentaciones en vivo. A la mitad del concierto, la banda y el público quedaban divididas por un enorme muro blanco, que era derribado al finalizar el show.

El concepto del muro alcanzó nuevas dimensiones políticas y sociales, pues justo coincidió con los esfuerzos para derribar el Muro de Berlín y la unificación de las dos Alemanias, separadas por la Guerra Fría.

La idea ha cobrado nuevamente fuerza con las políticas nacionalistas del presidente Donald Trump, quien insiste en aislar a los Estados Unidos de México y evitar así el flujo de migrantes indocumentados.

Aunque este disco destruyó gran parte de lo que era Pink Floyd, al mismo tiempo representó una de las obras de arte más relevantes del siglo XX.

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