De chicos la televisión funge como compañera. Los contenidos importados como los transmitidos por Cartoon Networks y el canal 5, además de Disney y Nickelodeon, son la mayoría de origen estadounidense. Fue Canal Once el que a partir de su sección Once Niños comenzó a apostar por contenidos más dirigidos hacia el público mexicano marcando una línea distintiva entre lo producido por Televisa y lo que Canal Once quería proponer.
Bizbirije y El diván de Valentina fueron precedentes para experimentar otra forma de atraer al público infantil. En este contexto, en el 2006, México recibió a 31 minutos en sus televisores. “El noticiero más veraz de la televisión”, más tarde se volvería un fenómeno entre chicos y grandes.
Tulio, Patana, Guaripolo, Bodoque, Juanín y Policarpo, entre otros, conforman el equipo de titirilquenses que desde Chile cambiaron el juego de lo que un programa de títeres puede significar. A diferencia de Plaza Sésamo o los Muppets, 31 Minutos no necesitó una elaborada producción para la creación de sus personajes: empleó a un calcetín con goggles, un globo en un destapa caños y vistió de traje a un peluche con ojos de botón.
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El show creado por Aplaplac maneja un humor inteligente que no pretende “adiestrar” a los niños sino que se dirige a ellos como pequeños seres pensantes. Los personajes del show son más bien compañeros de los niños que experimentan dificultades típicas de la infancia.
El escritor Eduardo Huchín Sosa escribió en su blog Tediósfera: “Lo que menos quiere ser 31 minutos es un programa educativo, y eso no significa que deje de educar. Es decir, su pedagogía proviene de compartir una visión crítica sobre el mundo, una poco complaciente postura acerca de la realidad. No por nada es un programa que incluso critica a la televisión.”
Con personajes imperfectos, como los describen sus creadores, el show es una sátira hacia los noticieros comunes. Tulio, refleja esa figura protagónica y vanidosa que muchos comunicadores son en la vida real.
El programa plantea guiños claros hacia la situación del mundo y su postura. En el concierto que ofrecieron en la CDMX en 2014, durante la presentación de “Nunca me he sacado un siete”, levantaron un letrero que decía “Fuerza México” en referencia a lo ocurrido en Ayotzinapa donde desaparecieron 43 estudiantes en Ayotzinapa, en el estado de Guerrero.
El show chileno maneja temas vigentes como la justicia, la dignidad, la sustentabilidad, la salud y por supuesto los derechos de los niños. Su más reciente canción ”Minilolas”, que hicieron en colaboración con ONU Mujeres, señala el problema del acoso callejero hacia las niñas y mujeres. Acá un estracto de la letra:
“Lloran nuestros corazones cuando vemos injusticias, cabras clever, cabras listas, las acosan con la vista, y nosotras nos paramos y la lengua les mostramos a cualquier cabro insolente que moleste y nos violente”.
Uno de los ejes centrales de 31 minutos es su música. Sus canciones plantean ágilmente situaciones que aquejan la vida infantil: el sentimiento al perder un diente de leche, los tímidos primeros amores, la dificultad de hacer amigos cuando eres el nuevo en la cuadra y el avasallador amor maternal.
En diversas ocasiones 31 minutos ha participado en el festival Lollapalooza. Su primera aparición fue en el 2012, en el escenario Kidzapalooza donde se comprobó que era un éxito con el público. Después protagonizaron un show en Viña del Mar en 2013 donde quedó claro que los títeres son capaces de emocionar tanto al público como un artista de carne y hueso.
El grupo de Aplaplac creador de 31 minutos está conformado por periodistas de profesión. Álvaro Díaz y Pedro Peirano, dijeron en una entrevista a La Jornada: “No les decimos a los niños ‘tú tienes que ser o no ser así’, sino simplemente mencionamos: oye, el mundo es grande, recórrelo y fórmate tu propia impresión. Sé curioso, alega, reclama, levanta la mano”.
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Quizá el gran éxito de 31 minutos en Chile y México se debe a que el contenido se siente honesto y no como una producción de la élite para las masas. Este día del niño recordamos lo que un superhéroe muy sabiamente dijo: “Todo niño tiene derecho a un espectáculo de calidad y no a las porquerías que dan en la televisión” – Calcetín con Rombos Man.