“Es mejor quemarse que apagarse lentamente”, así se despidió Kurt Cobain hace 25 años. Una frase de Neil Young que el fundador de Nirvana llevó hasta el extremo más radical al que puede llegar una persona; el suicidio.
Un cuarto de siglo después de su muerte, algunos de sus seguidores aún se cuestionan por qué decidió terminar con su vida si lo tenía “todo”.
“A diferencia de la tristeza, la depresión no necesariamente es una respuesta emocional causada por un fenómeno. Es un trastorno que no se quita solo, siempre empeora, y que no termina con ‘échale ganas”, indica el doctor Óscar Galicia, encargado del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.
La muerte de Cobain sólo puede entenderse en el contexto de una familia rota, acoso escolar, abuso de sustancias y sobreexposición mediática.
Nacido en el pueblo de Aberdeen, Estados Unidos, Kurt Donald Cobain vivió una infancia relativamente feliz, desde niño mostró interés por el dibujo y la música de The Beatles. Pero sus padres se vieron rebasados por la energía que desbordaba y un médico lo diagnosticó con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).
El momento que marcó la vida de Cobain fue el divorcio de sus progenitores, situación que empeoró cuando ambos formaron nuevas familias. En su adolescencia, vivió en casa de su madre, luego en la de sus tíos y conocidos. Incluso llegó a dormir en las calles. En esta etapa probó la marihuana y un tío le regaló su primera guitarra.
“En el caso de pacientes con TDAH, es muy común encontrar en ellos abuso de sustancias, trastorno de ansiedad y bipolaridad”, señala el académico.
Durante esa etapa, los horizontes musicales de Cobain se expandieron hacia bandas como Led Zeppelin y The Ramones, para luego adentrarse en el hardcore punk y el noise rock. Todo mientras plasmaba las ideas que darían vida a Nirvana, una vez que su amigo Krist Novoselic aceptó ser bajista del grupo.
Kurt podía haber tenido una vida inestable, pero cuando se trataba de hacer música se comprometía al máximo. Esa dedicación le ganó a Nirvana firmar con el sello Sub Pop, con el que grabaron el álbum Bleach de 1989, junto al baterista Chad Channing.
El disco poseía temas y sonidos cargados de oscuridad, desolación, claustrofobia, crítica social y furia, como se aprecia en los temas “Blew”, “School” y “Mr.Moustchae”. Pero también melodías dignas del Cuarteto de Liverpool en “About a Girl” o ritmos hipnóticos en “Love Buzz”.
Para su segundo disco, Nirvana se mudó a DGC Records del productor David Geffen y reclutaron al baterista Dave Grohl. Se esperaba que el disco Nevermind vendiera entre 250 mil y 500 mil copias, por lo que la compañía no le dio gran promoción. Pero en 1992 el material desbancó al álbum Dangerous, de Michael Jackson, del número uno del Billboard.
MTV se encargó de hacer el resto al reproducir hasta el cansancio el videoclip que muestra a Nirvana tocado frente a una asamblea estudiantil celebrada en el infierno. Millones de adolescentes convirtieron la canción en su himno de guerra y Cobain fue canonizado como la voz de la Generación X.
Pero Kurt sentía que los medios se habían adueñado de su obra para sacarle la mayor ganancia posible, y los reporteros comenzaron a perseguirlo 24/7.
El vocalista y Love perdieron la custodia de la niña durante varias semanas, luego que Vanity Fair aseguró que Courtney consumió heroína en el embarazo.
Para el tercer álbum, Kurt planeó un suicidio comercial para alejarse de la parafernalia mediática. Así nació In Utero, disco con canciones sombrías como “Heart-Shaped Box”, mientras que “Serve the Servants” y “Radio Friendly Unit Shifter” se burlaban directamente de la industria musical.
In Utero no repitió el fenómeno de ventas de Nevermind, pero sí obtuvo cifras millonarias.
Cae la voz de la Generación X
El músico se veía cansado y sin emoción para salir de gira. Además que su adicción a la heroína le provocó varias sobredosis que lo dejaron al filo de la muerte. Entre aquel caos, Kurt ofreció uno de los momentos más icónicos de la banda; el concierto MTV Unplugged in New York.
Nirvana salió de gira por Europa en 1994, pero se canceló luego que el guitarrista fue diagnosticado con bronquitis y laringitis. En Roma, Cobain se tragó un frasco de Rohypnol con champagne para matarse, pero los médicos lograron salvarlo.
“Nunca lo engañé, pero una vez lo consideré. Y su respuesta fue tomar 67 Rohypnol y terminar en coma”, declaró la viuda de Cobain.
Ya en Seattle, Courtney tuvo que llamar a la policía para advertir que su esposo se había encerrado con una pistola. Al llegar los oficiales, Kurt negó un intento de suicidio.
Su familia organizó una intervención para pedirle que entrara a rehabilitación, lo cual le molestó, pero terminó por aceptar. Así, Kurt ingresó el 30 de marzo, pero se fugó dos días después. Durante una semana nadie supo de él.
El 8 de abril, un electricista lo encontró muerto en una habitación sobre el garaje de la casa. El cuerpo de Kurt estaba pálido, con un hilo de sangre en la oreja, una escopeta entre las manos y una jeringa a su lado.
Los peritos determinaron que Kurt se había suicidado el 5 de abril de 1994; ingresando así al trágico club de los 27.
“Cómo puedes elegir vivir cuando ese fenómeno depresivo en tu cabeza te dice que ‘lo que te espera de aquí en adelante es sufrimiento y miseria’. Claramente ese efecto emocional influye en la toma de decisiones”, precisa el doctor Galicia.
Kurt es un retrato de cómo la depresión puede consumir a una persona hasta arrojarla a la muerte. El suicidio de Cobain no debe ser glorificado, sino visto como una llamada de atención para los que siguen aquí.