Yo siento
¿Sabías que la verdadera razón de tus miedos no es por lo que pueda pasar sino por lo que puedas llegar a sentir?
¿Por qué tenemos miedo a sentir? Nuestro inconsciente nos dice “si sientes, habrá dolor”. El mandato de nuestra mente más escondido es: “no sientas”.
Esto te invita a protegerte y a estar constantemente evitando experiencias de contacto con tu interior como un mecanismo de defensa ante la vida.
Y es que hay una voz que te dice: “sentir es peligroso”, pero resulta que si te permites sentir, descubres que sentir es vivir.
Annette Manautou¿Sabías que la verdadera razón de tus miedos no es por lo que pueda pasar sino por lo que puedas llegar a sentir?
¿Por qué tenemos miedo a sentir? Nuestro inconsciente nos dice “si sientes, habrá dolor”. El mandato de nuestra mente más escondido es: “no sientas”.
Esto te invita a protegerte y a estar constantemente evitando experiencias de contacto con tu interior como un mecanismo de defensa ante la vida.
Y es que hay una voz que te dice: “sentir es peligroso”, pero resulta que si te permites sentir, descubres que sentir es vivir.
Creo que hemos estado confundidos entre saber si lo que estoy pensando me hace sentir o lo que estoy sintiendo me hace pensar.
La razón de lo que siento es lo que pienso. Nuestra mente es la que continuamente maneja nuestros sentimientos.
Si dejaras de pensar por un momento y te dedicaras solo a sentir, podrías ver la verdadera causa de tu malestar y reconocerías que se trata de una idea que está en tu mente.
Con esta práctica desaparecen el miedo, el juicio, las interpretaciones, las tensiones y la culpa.
Si no sientes es imposible que aceptes que tu malestar está en tu modo de percibir, en tu modo de pensar, en el significado que tu mente le da al hecho que te causa conflicto. No sentir impide que te responsabilices por lo que experimentas y que perdones.
El sentir lleva honestidad a tu conciencia.
Si has perdido la paz, no es momento de pensar y analizar, pues estarás muy lejos de la comprensión, solo siente y repite “yo siento”. Lo único que se requiere es aceptación de lo que sientes y atención, así el mensaje de tu emoción será recibido con total presencia y responsabilidad.
Recuerda que lo que pasa en el mundo es una cosa, pero lo que sientes y lo que experimentas depende del poder que tú le des para afectarte, eres tú quien elige.
Sentir es conectarte con tu ser y aplastar al ego. Solo desde tu verdadero Ser te conectas con la verdad.
Te invito a practicar el sentir con todas las emociones y sensaciones posibles, permítete sentir el dolor físico, el viento, el sol, el frío, al calor, los abrazos, las caricias, la belleza, el éxito… Siente que estás vivo y vive plenamente esta experiencia de estar en el presente.
Solo desde ahí puede suceder un cambio de percepción, una sanación y solo en el ahora el tiempo puede dar paso a la vida.
¿Alguna vez has visto a una persona gritando muy enojada que cuando la abrazas y se suelta llorando? Esto pasa porque el enojo es un mecanismo de defensa que usamos para no sentir la tristeza.
Y así hay muchos sentimientos que confundimos y mientras estemos experimentando la emoción equivocada no podemos ver la raíz del sentimiento. Así es imposible eliminar la verdadera causa del sufrimiento.
¿Cómo pretendes aceptarte a ti mismo si no puedes aceptar lo que sientes?
Con la práctica del “yo siento” conocerás lo que significa aprobarte incondicionalmente. Es tan fácil como enfocar tu atención en tu sentir, sin ánimo de investigación, sino de pura aceptación y atención.
Una vez que te has calmado y el ego no ha robado tu atención experimentas que la vida pasa por dentro de ti y te vive.
No intentes obtener resultados inmediatos, la prisa no es amiga de la paz. No hagas el “yo siento” para aplastar la emoción y hacerla desaparecer mágicamente, no funcionará desde la lucha. No esperes nada y estarás aceptando el sentir.
El “yo siento” es una manera de interiorizar y abandonar el pensamiento inútil, te une al presente y a la vida.
Tras esta práctica, estás eligiendo escuchar a tu mente receptiva, un requisito básico del perdón y la sanación mental.