¿Te has preguntado a qué viniste a este mundo? o ¿Por qué estás aquí? Algunas personas nunca se han cuestionado el porqué de su existencia. Muchas otras no tienen la menor idea. Lo más fácil es voltear a ver qué hacen los demás y seguir sus reglas sin pensar o hay quienes por más que buscan respuestas no logran descifrar cuál es su misión.
Muchos de nosotros, sin importar en qué momento de nuestra vida estemos, nos mantenemos buscando alternativas para vivir mejor. Los kabbalistas explican que esto significa que no hemos alcanzado nuestro máximo potencial y esa necesidad de seguir buscando, nace de que no estamos satisfechos con lo que tenemos y no conocemos la razón por la que estamos en este mundo.
Estudias lo mismo que tu papá porque crees que es la mejor manera de tener éxito en la vida. Crees que el matrimonio es lo que va a hacerte sentir por fin realizado o que viniste a tener hijos y vivir para ellos, si esto no se da de acuerdo a tus expectativas, te sientes fracasado. Así puedo seguir con una larga lista de “normas sociales” que nos imponen.
Pero pasa el tiempo y al hijo que estudió lo mismo que el papá no le va tan bien como pensó, o la mujer se casó con un “buen hombre” y es más infeliz que nunca. Esto ocurre porque esa no era su misión. No venimos a seguir el ejemplo de alguien y mucho menos a ser copias. Debemos empezar por recordar que ni el trabajo, ni el dinero, ni el matrimonio, ni los hijos, son garantía de felicidad.
Hacer lo que te gusta es estar en armonía con tu ser y, en ese estado, no puede haber más que abundancia en todos los sentidos. Ésa es la felicidad.
La verdad es que cada uno de nosotros tiene dones y talentos únicos que nos fueron dados para producir un efecto en el mundo de forma individual. Nuestro deber solo es descubrir esos dones y compartirlos.
A fin de cuentas, nosotros no creamos nuestro camino de vida, lo descubrimos. Tu camino ya está ahí, te está esperando. Solo tienes que encontrarlo.
Para empezar, debes saber que este tipo de trabajo es principalmente interno. Es común también sentirse obligado a hacer cambios externos cuando nos encontramos con una dificultad.
Podemos remodelar nuestra casa, cortarnos el pelo, cambiar de relación, pero estos cambios solo nos dan un impulso pasajero. A veces nos ocupamos con trabajo externo disfrazado de trabajo interno como: leyendo libros de autoayuda, inscribiéndonos en cursos para ser mejores personas, yendo a terapias psicológicas, etc. En sí mismas, éstas son actividades que valen la pena, sin embargo, superación personal no es lo mismo que realización personal.
Hay miles de personas desesperadas por dar sentido a su vida intentando averiguar cuál es el propósito de haber nacido en el lugar en que lo hicieron, con esas cualidades y en esa condición social; se preguntan cómo aplicar sus atributos para hacer algo útil para sí mismos y para los demás. La mejor forma de descubrir lo que hemos venido a hacer es tan fácil como encontrar qué es lo que más disfrutamos. Eso que podemos hacer durante horas y hasta nos olvidamos del tiempo y el espacio.
El verdadero trabajo ocurre internamente, cuando reconocemos nuestros verdaderos deseos y les permitimos ser la brújula que nos guíe. Pregúntate qué te apasiona, qué te motiva, qué te atrae. Las respuestas te sorprenderán y te llevarán al camino correcto. Estas respuestas te ayudarán a actuar. Por medio de la acción crecemos, nos transformamos y manifestamos nuestro verdadero propósito.
Sé consciente de que este proceso no siempre es fácil. Mientras te dedicas a alcanzar tu potencial total, puedes pasar por dolor, miedo y pérdidas. La transformación necesita fortaleza y resistencia espiritual.
Como se nos ha repetido tantas veces que “la vida no es fácil”, nuestra mente no acepta cuando todo está bien, porque nuestra creencia es que tenemos que batallar y luchar para sentirnos plenos. ¡Pero es totalmente al revés!
Como dijo Confucio: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.”
Aquello para lo que hemos nacido es aquello en lo que somos felices trabajando. Puede ser una tarea tan simple como: ayudar a otros, enseñar,colaborar con la sociedad, ayudar a la naturaleza y al planeta, etc., o algo más elaborado como construir edificios, crear inventos o hacer obras de arte, pero siempre será algo para lo que tenemos las cualidades innatas y con lo que nos sentimos plenamente útiles, felices y realizados.
Algunos descubren su misión en esta vida siendo muy jóvenes, otros más tarde, otros tal vez no la descubren nunca, pero actuando por intuición acaban realizándola. Cuando te dediques a hacer lo que viniste a hacer, la vida siempre será fácil y sin esfuerzo, así que si sientes que no eres completamente feliz con lo que haces o con tus relaciones, es momento de hacer un cambio porque tu malestar indica que vas en la dirección equivocada.
Cuando descubres lo que te apasiona y lo llevas a cabo, todos los recursos materiales y espirituales que necesitas, aparecen como un acto de magia. El universo es perfecto y su abundancia es infinita. “La vida no es un negocio para ser dirigido, es un misterio para ser vivido”, dijo Osho.