Es difícil enfrentar una derrota peor, al pasar de la silla presidencial al tercer lugar, a un lejano tercer lugar. Por ello, solo le falta anunciar el inicio del programa espacial mexicano, pues ya inventó yacimientos cuya prospectiva es -al menos- dudosa.
Para quitarse a los medios de encima, se ha resuelto a llenar titulares con dos reformas preferentes y a manipular el tipo de cambio, mercado delgado éste, que puede ser fácilmente alterado a través de intervenciones sucias, dado el frágil punto de equilibrio en que hoy se encuentra.
En cuanto al primer tema, hay que decir que las reformas preferentes están pensadas para priorizar trámite, no para forzar acuerdos. En efecto, ya cuando un tema ha sido suficientemente discutido y ha generado consensos, éste debe encontrar ruta ágil para su aprobación. También están pensadas para casos que por su urgencia, emergencia u obvia aprobación, precisan de un camino expedito.
El debut del mecanismo no pudo ser pervertido de peor manera. Lo que no pudo conseguir su bravucón auxiliar, lo mandó con calzador para poder justificar su slogan como presidente del empleo. Pero ahora ha entrado en cuenta que ya no puede tocar la minuta, ya que de lo contrario regresaría a la Cámara de Diputados en proceso ordinario.
La reacción de Lozano demuestra que entonces no eran los principios de transparencia sindical y otras bravatas de su partido lo importante, sino que se aprobara antes del primerode diciembre, de lo contrario darían la pelea hasta el final, pero ya asomaron las orejas, aunque debe reconocerse que su sucesora sí sabe lo que es hacer política.
Apelando al recato parlamentario, que no es sino el cálculo de lo que no debe decirse para no pagar costos políticos, ha emprendido una reforma en materia de contabilidad gubernamental que nos devuelve a mediados del siglo XIX, y, que saca el cobre del talante centralista, autoritario y demagógico con el que gobernó estos 6 años.
La amenaza reza: ¿quién se atreve a negarse a la transparencia, y con ello a solapar abusos de munícipes y gobernadores”, ante ella, mediante unánime y conveniente ignorancia de nuestra Carta Fundamental, se aprobó en el Senado una violación flagrante a la autonomía del régimen interior de los estados que aún consagra nuestra constitución, y de paso, se asestó un golpe mortal al federalismo hacendario.
Como todo sofisma, la tesis tiene apariencia de verdad, pero es una mentira más, de un sujeto que le desborda el autoritarismo policiaco debajo del ropaje de Gómez Morín.
¿Transparencia? Sí, a fondo y de verdad, pero esa se rinde frente a la sociedad. Los gobernadores y munícipes se deben a quienes ellos gobiernan, y, conforme a sus normas propias, deben darles respuesta.
Hace casi dos siglos el presidente de la federación dejó de ser tlatoani, eso es el pacto federal, eso es nuestra Constitución.
Pero peor, ahora se pretende violar el acuerdo nacional por la puerta de atrás, para erigir a una dependencia, a un órgano no elegido, a una oficina burocrática, como censor y control de los gobiernos estatales y municipales.
La SHCP- como Lutero- es la menos transparente e indicada, para ser eje de la rendición de cuentas de las finanzas estatales.
Habrá que esperar que en la Cámara con facultades exclusivas en materia presupuestaria y de fiscalización, se enmiende el atropello con piel de cordero.