Vivir y comer en Monterrey
Monterrey, la “Sultana del Norte”, es la ciudad industrial más importante del país. Trabajamos, vivimos y comemos aquí.
Para una aficionada a la gastronomía y sus placeres esta ciudad no para de sorprenderme.
Sobre todo por la rapidez con la que se está desarrollando la industria gastronómica.
Esta vez no les voy a platicar sobre ningún restaurante, les quiero compartir mis lugares favoritos en los que me doy gustos para el día a día, en casa.
Por ejemplo, los domingos, voy por barbacoa y menudo de la carnicería “Corm”.
Karina BarbieriMonterrey, la “Sultana del Norte”, es la ciudad industrial más importante del país. Trabajamos, vivimos y comemos aquí.
Para una aficionada a la gastronomía y sus placeres esta ciudad no para de sorprenderme.
Sobre todo por la rapidez con la que se está desarrollando la industria gastronómica.
Esta vez no les voy a platicar sobre ningún restaurante, les quiero compartir mis lugares favoritos en los que me doy gustos para el día a día, en casa.
Por ejemplo, los domingos, voy por barbacoa y menudo de la carnicería “Corm”.
De paso, compro salchichas para el desayuno y lomo canadiense de “Humo y sal”.
O también voy por unos crujientes chicharrones de la carnicería “Ramos”.
Para hacer carne asada voy al “HEB” de Gómez Morín, en la parte posterior de su carnicería cuentan con un refrigerador de añejamiento con gran variedad de cortes fabulosos de carne de res. Y voy por tortillas a “La Regia”, la única tortillería que queda en San Pedro, donde aún hacen la masa de nixtamal.
Para pan, voy a “Bread”. Y claro que aprovecho para tomarme un capuchino con leche entera de “Villa de Patos” y café “La Nacional”, mi favorito.
De pan, lo que encuentre en “Bread”, pues les gusta sorprendernos con cosas nuevas, así que hay que ir con la mente abierta.
También aprovecho para comprar quesos de “Mi pueblo mágico” y masa de pizza congelada, para cuando se ofrezca.
Para helados, voy a una fábrica que parece heladería, “Frozen Factory”. Son helados hechos al momento, con la base, sabor y toppings que tu escojas, fabricados con nitrógeno. Además de deliciosos, son los más saludables que he encontrado en Monterrey.
Voy por unos vinos para toda ocasión a “The little wine market”. Es el tamaño perfecto para una tienda de vinos, hay variedad, sin que te llegues a marear y quieras salir corriendo por no saber qué elegir.
Para cervezas, voy a “Lúpulo”, el lugar de mayor variedad en la ciudad. Parece algo sencillo pero la cerveza es un mundo complejo e interesante.
Para aceites y vinagres, voy a que me chiflen a “Frutto di vita”. Elegante instalación, donde están dispuestos a darte una cata de sus aceites de olivo, traídos de todo el mundo, embotellados para ti al momento en el tamaño que desees.
Para té orgánico y especias a granel, voy a “Hierbas orgánicas”, en donde incluso encuentras hierbas medicinales.
Para dulces para acompañar el té, voy a “La dulce libélula” por unos pastelitos de elote, unas tostadas de frutos secos y pretzels, ¡los mejores!
Para levantarme el ánimo, voy por unos macarrones a “Theurell & Thomas”, con curiosidad de saber cuáles son las creaciones de la temporada.
Y cuando mi organismo me pide azúcar, voy a “El puro cielo” por un cupcake de coco y por unas gomitas de toronja.
Para comer los domingos, voy al parque de “Food Trucks”, donde hay comida para escoger, de muy buena calidad y sabor. Mi favorito es “Nómada”, con sus chilaquiles de rib eye.
De regreso a casa paro en “Villa de Patos” por mantequilla, leche, jugo de manzana y agua de coco.
Estoy esperando a que llegue la Cuaresma, porque para ese entonces el “Black Market” abrirá su pescadería con productos frescos traídos de Baja California. Y contará con peceras para mantener algunos productos vivos.
Para aquellos que aún dicen que en Monterrey solo se come carne y cabrito, les sugiero que actualicen su información. La tendencia gastronómica aquí es fuerte, rápida, sólida y con gran aceptación.
No dudo que en unos años no solo seremos la capital industrial, sino también la capital gastronómica del país.