Mordida, una vulgar y simple mordida es el plan económico de impulso al empleo que propone el partido del tucán. Así es, no se traduce en mejoría de la capacidad laboral, ni en mecanismos que fomenten la productividad adecuadamente incentivada, sino que se propone darle una “corta” al que emplee a jóvenes que porten Vales Verde.
Sí, es lo que vales joven para ese partido, lo que importa es que te den chamba a cambio de una cantidad de uso libre y libre de impuestos, propiciando un mercado negro de vales.
Tomando en cuenta el impacto que tiene sobre la población la cantidad de circos y elefantes abusados en ellos, así como la cantidad de delfinarios móviles, el partido que ignora la abundante legislación existente en materia de protección de animales, se enfoca a duplicar prohibiciones, sin mirar la pobre canalización de recursos a la PROFEPA y la nula formación de un servicio de carrera en tal instancia.
Ocurrencias inocuas y desplantes costosos es lo único que está detrás del verde partido.
Su proceder demuestra lo rebasado e inútil que resulta el revigorizado INE del cual se han burlado al extremo. Dando cuenta que la caprichosa conducta del TRIFE no tiene límite, ya que se hacen reglas y sentencias a la medida o a modo, sin la creación de criterios objetivos y de directrices con vocación de permanencia.
Según el viento la veleta gira y gira, siendo verdaderos volados los criterios de un órgano dañado por la verdad forzada de la última palabra.
Entre otras cosas los próximos comicios darán nueva cuenta de lo necesario que es que se eliminen las “cuotas” en el INE, no sólo de partidos, sino de factores reales del poder que hacen de las suyas en todos los procesos de auscultación.
Parte de esos resultados será el comprobar si lejos de avanzar en una incipiente democracia, estamos caminando para atrás e involucionando hacia las cavernas políticas.
Si un partido como el verde avanza en lo más mínimo de su raquítica y cómplice condición de partido relleno, podremos estar seguros que los mexicanos cada vez son más sensibles a la repetición y al condicionamiento pavloviano de los medios de comunicación y que lejos estamos de tener una democracia efectiva y real.
Será una clara muestra de que poco o de nada sirvió la tan publicitada reforma política y que hay que empezar no de donde nos quedamos, sino replantear todo desde sus raíces, y eso, antes del proceso comicial del 18.
Si existen mexicanos que creen que los jefes puedan relacionarse con sus subordinados dándoles palmaditas en las mejillas, o que gerentes bancarios de la nada se convierten en líderes sociales, es momento de dejar de crear partidos como sucedáneo para fomentar la democracia en presencia de mecanismos tramposos y sucios que a nadie dejan contento.
Ahora bien, si por el contrario, el partido verde después de pasarse por lo verde la ley y a las autoridades electorales, registra un retroceso que le ubica en su condición de patiño, entonces tendremos esperanza como incipiente democracia.