Millones de mexicanos de todas las edades, condiciones, profesiones y lugares salieron de casa, a las calles o al campo a emitir su voto. ¡Excelente! Eso nos llena de ánimo. Hay Patria, hay nación,hay sociedad civil.
Lo qué paso, pasó y “haiga sido como haiga sido”, según reza el clásico, tenemos Presidente electo. Tres millones de diferencia son muchos votos. Debemos de reconocerlo todos, incluso los que no votamos por él, que ganó Peña Nieto. Reconocerlo por respeto a quienes votaron, por respeto a quienes salieron de casa, caminaron, se mojaron, esperaron y cruzaron su boleta.
El día primero todos fuimos iguales, todos valíamos lo mismo –como debe ser siempre–, todos teníamos el mismo poder y derecho al voto y nuestro voto valía exactamente lo mismo. Igual el campesino que el empresario, el joven que el anciano, la mujer que el hombre… y eso, casi sin darnos cuent,a nos unió. Durante ese día todos nos respetamos y así deben ser los siguientes 2 mil 190 días hasta la próxima elección.
La democracia perfecta no existe y la nuestra, que aspira a serlo, no lo es. Si engañados, manipulados, pagados y otros “ados” muchos mexicanos votaron por EPN, finalmente lo hicieron así porque quisieron y eso decidió ya la elección.
Hay que respetar la voluntad de esos casi 19 millones de mexicanos que votaron por EPN, porque también son mexicanos y también de las que no votamos por él pero participamos en un juego sujetos a un árbitro.
Es el momento de la unidad como lo fue el domingo pasado, no porque todos pensamos igual sino porque todos queríamos un México mejor. En la casilla en la que voté estábamos unidos, conversamos, nos ayudamos y hasta bebimos juntos aunque cada uno tenía su propia intención de voto y a unos nos haya gustado más que a otros el jugo de naranja que vendían.
El 41 por de las mujeres que votaron en el país lo hicieron por EPN y ellas merecen todo nuestro respeto. Sus razones, visiones y emociones tendrían para hacerlo.
De la gente con escolaridad básica que voto en el territorio nacional casi el 50 por ciento lo hizo por EPN y ellos, tan mexicanos como los demás, merecen nuestro reconocimiento.
Respeto también a la población rural de México dado que casi 5 de cada 10 mexicanos que viven en el campo votaron por Peña Nieto.
Casi la mitad de los que votaron en la región norte y centro occidente del país lo hicieron por EPN y ellos también están en su derecho de pedir respeto.
Según una encuesta nacional del Grupo Reforma el 1 de julio del 2012 lo que movió al 42 por ciento de los votantes fueron las ideas y las propuestas de los candidatos. Solo en el 7 por ciento de los caso dijo haberlo hecho por su honestidad. El 24 por ciento lo que buscó con su voto fue un cambio. En fin son las razones del voto que, sea como sea, hay que respetar.
Unidad no es unicidad, unidad es juntos en lo que nos une y separados en lo que no y lo que nos une, en este caso es México, nuestra Patria, nuestro porvenir.
Si la mayoría de los mexicanos eligió a Enrique Peña Nieto como Presidente, EPN será nuestro Presidente y reconocerlo, aceptarlo, acompañarlo y hasta criticarlo, si a ello se hace acreedor, (con el debido respeto Señor Presidente) es parte de la unidad que hoy necesita nuestra Patria.
Un reconocimiento a los que participaron, especialmente al IFE, pero mucho más especial a quienes salieron a votar, sin los cuales el mismo IFE no hubiera sido nada.