Un partido ‘revolucionario’ acaba con la Revolución Mexicana

Con la reprivatización de la industria petrolera, Pemex, así como el futuro que también le espera a la Comisión Federal de Electricidad, no resta más que afirmar que en este 2014, 110 millones de mexicanos atestiguaron las exequias oficiales de la Revolución Mexicana.

Con ello se le responde al historiador Stanley R. Ross, quien durante muchos años del siglo XX, preguntó: ¿ha muerto la Revolución Mexicana?

El Faraón El Faraón Publicado el
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Con la reprivatización de la industria petrolera, Pemex, así como el futuro que también le espera a la Comisión Federal de Electricidad, no resta más que afirmar que en este 2014, 110 millones de mexicanos atestiguaron las exequias oficiales de la Revolución Mexicana.

Con ello se le responde al historiador Stanley R. Ross, quien durante muchos años del siglo XX, preguntó: ¿ha muerto la Revolución Mexicana?

Lo paradójico en todo lo sucedido en las últimas semanas, fue que el “nuevo” Partido Revolucionario Institucional, dirigido por un dinosaurio como César Camacho Quiroz, desconectó a la RM del aparato que durante 26 años le diera vida artificial.

La agonía, la muerte lenta de las conquistas del primer movimiento armado del siglo pasado, inició en el sexenio 1946-1952, cuando el primer “cachorro” de la Revolución o “Mister Amigo”, Miguel Alemán Valdés, asumió la Presidencia de la República, a partir de ese momento la política se  confirmó como un fácil modus vivendi y modus operandi.

Durante esa administración también empezaron a despuntar las primeras inmensas fortunas que perviven hasta nuestros días.

Siguen otras paradojas en nuestra historia: esta misma organización política (PNR, PRM y finalmente PRI), que se apropió o expropió para su conveniencia los ideales de Madero, Pino Suárez, Zapata, Villa, entre muchos, es la misma que acabó con los postulados “Sufragio Efectivo No Reelección”, “La tierra es de quien la trabaja”, “Tierra y Libertad”, el Estado Laico, así como con la expropiación petrolera.

Más paradojas: el priismo, con una ideología que desde siempre parece un camaleón o una veleta, en sus orígenes tuvo el descaro de nacionalizar la Revolución Mexicana, para despejar dudas de lo acontecido en 1910, de ahí el origen del Partido Nacional Revolucionario.

De esta manera, según Plutarco Elías Calles, se acabaría la etapa del caudillismo (…) para dar paso al periodo de las instituciones. Pero esas instituciones, al final, accedieron al metapresidencialismo y a la desaparición de algo que nunca ha existido realmente, la democracia electoral, “práctica” que realmente nadie sabe cuándo se inició o si alguna vez empezó.

Con el general Lázaro Cárdenas en la primera magistratura viene el choque de una ideología contra los intereses personales de Plutarco Elías Calles y por ello nace el Partido de la Revolución Mexicana (1938).

Con el PRM, se intenta ratificar la “identidad” del partido hasta entonces arrollador de nuestra democracia. Es un organismo político que tiene su origen en el movimiento armado de 1910 ¿pero quién o quiénes le otorgan este mérito?

Era 1946 cuando se cambian las siglas al partido oficial, de PRM a PRI. En ese entonces se dijo que “solamente iniciando un retorno a la época heroica e idealista de la Revolución, en el sentido de sobreponer los intereses colectivos a los mezquinos intereses individuales, podremos afrontar las crisis políticas y de cualquiera otra índole que traten de provocar los eternos enemigos del proceso…”

Con esta frase se institucionaliza (…) la Revolución Mexicana, fenómeno o rareza única en la política universal.

Fueron tiempos en que empezaron a cabalgar los conceptos “Democracia y Justicia Social”, como doctrina del priismo.

La moda o el fashion en la praxis política de aquellos tiempos era adornar cualquier discurso oficial con términos como “justicia social”, “Revolución Mexicana”, pueblo, indígenas, clase obrera, racismo, discriminación, campesinos, ejido, Estado laico,  educación pública y hambre.

Sin embargo, a raíz de la incrustación de los Chicago Boys en el gobierno federal, 1976-1982, el viejo PRI empezó a perder su “identidad” revolucionaria y llegar ahora lo que es el “nuevo” priismo. De tal forma que se refuerza el tiempo de los caudillos sexenales o del Gran Tlatoani.

El “nuevo” PRI exige discursos huecos o más apegados a la ideología del Partido Acción Nacional. Este es el nuevo motor del avance del país.

Los Chicago Boys (Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe, Ernesto Zedillo, Guillermo Ortiz, José Ángel Gurría, Francisco Gil Díaz y Agustín Carstens), se definen como alumnos o fieles seguidores de Milton Friedman, quien con su doctrina económica buscó la libertad individual, los mercados competitivos, desaparecer los monopolios e intentar la igualdad de oportunidades (…).

Estos jóvenes, provenientes de universidades norteamericanas, fueron los que sentaron las bases que van a contrapelo de la historia de las conquistas sociales en México.

Un dato interesante es que, antes del neoliberalismo, México creció a un ritmo del 6 por ciento. Pero, a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, el crecimiento ha oscilado entre 3 y 4 por ciento.

Apenas hace un mes el Fondo Monetario Internacional, FMI, recortó el pronóstico oficial de crecimiento económico de México para 2014 a 2.4 por ciento, comparado al 3.0 por ciento previsto recientemente.

Los actuales son momentos en los que el “nuevo” PRI de César Camacho, de Cristina Díaz, de José Encarnación Alfaro y de Samuel Aguilar, ha provocado que los nombres de dos avenidas sean reflejo fiel de lo que acontece en México: Patriotismo va en sentido contrario de Revolución.

En otras palabras, un partido revolucionario hace trizas a la Revolución Mexicana.

¿Aparte del Premio Nacional del Deporte, hay algo más que celebrar el 20 de Noviembre?

Felipe Calderón, la moral, las moras y el cinismo

El cacique priista Gonzalo N. Santos recibió una lección completa del panista Felipe Calderón, ex catedrático de la Universidad de Harvard, en todo lo referente a la moral, a las moras y al cinismo.

Ese que dice que no dijo lo que dijo en cuanto a la guerra contra el narcotráfico, pero que está grabado en audio y video e impreso en todas las publicaciones de circulación nacional, llegó a México para presentar una excelsa obra literaria en el Club de Industriales.

Lo peor que le ocurrió a Caderón es que su libro “Los retos que enfrentamos. Los problemas de México y las políticas públicas para resolverlos 2006-2012”, no fue la noticia, sino las declaraciones que hizo sobre los dipu-tables del PAN, video grabados en una mansión frente a las playas del Pacífico.

Felipe, al respecto, dijo  que “obviamente hay tristeza y pena. Lo que veo es un proceso de degradación, de descomposición moral y de corrupción, y no sé qué limite pueda tener; espero que la decisión que toma el presidente del PAN (cambio de Luis Alberto Villarreal y Jorge Villalobos) abone por lo menos a que inicie un difícil proceso de reversión…”

De entrada, a Calderón le ganó el no me acuerdo al hablar de corrupción, pues hay varios casos de ilícitos que durante su sexenio se cometieron a la sombra del poder:

En Campeche, por ejemplo, se denunció que Juan Camilo Mouriño, desde la Secretaría de Gobernación, realizó cambios en la Subdirección de Mantenimiento y Logística de la Coordinación de Servicios Marinos de Pemex (impuso a Mario Ávila Lizárraga) para otorgar contratos a Oceanografía de Amado Yáñez, que vencerán hasta el 2018.

César Nava, exsecretario particular del presidente Calderón, como dirigente nacional del PAN, en el 2010 regaló un “depa” ubicado en Polanco, de 335 metros cuadrados. La agraciada, Patricia Sirvent (“Patylú”).

El presente, tuvo un costo de 15 millones de pesos y se adquirió en cuatro pagos.

Alejandra Sota, exvocera de Felipe Calderón, tiene sorprendidos a los estudiantes mexicanos en la Universidad de Harvard, quienes no se explican cómo esta exfuncionaria cursa una Maestría, cuyo costo es de más de 42 mil dólares, sin tener título de licenciatura en México.

El 16 de diciembre de 2013 la señora Sota fue distinguida en la revista Forbes, al publicar su nombre como parte de los 10 mexicanos más corruptos del año, en la que también se mencionan a Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps.

La estudiante de Harvard, reaccionó y, el 4 de junio de 2014, seguía analizando una demanda contra Forbes.

Mientras tanto, Felipe el escritor habla de moras y de moral, imitando a Gonzalo N. Santos, el otrora famoso cacique de San Luis Potosí.

Acerca de la degradación al interior del PAN, Calderón, olvidó citar dos nombres: Vicente Fox y Diego Fernández de Cevallos, “El Jefe”.

Los moralinos dipu-tables

Luis Alberto Villarreal y Jorge Villalobos ya cayeron de los cargos que tenían en San Lázaro.

Pero antes de su relevo obligado, estos y otros personajes del blanquiazul que participaron en el reventón video grabado, intentaron “defenderse”.

Entre todo lo que se dijo para salvar el pellejo político-legislativo, la defensa argumentó que se trató de una fiesta privada y que el mayor pecado es que, presumiblemente, si todo el festejo se pagó con dinero público.

Sin embargo, Villarreal, Villalobos y los demás presentes en la “fiesta”, se dejan llevar por sus emociones y olvidan eso de que los hombres públicos no pueden desdoblarse y, a su antojo, cometer toda una serie de acciones (rechazadas en público, pero disfrutadas en privado, según nuestra cultura) envueltos en la vestimenta de los asuntos privados.

Los servidores públicos –políticos, diputados, senadores y funcionarios gubernamentales, entre otros–, se encuentran en determinados cargos por su capacidad, honestidad, honorabilidad y decencia.

Es decir, que deberían ser un ejemplo para la sociedad y la ciudadanía, cosa que ha dejado de ser una sana costumbre.

“Ahí sí francamente no puedo decir cómo se cubrió lo de la fiesta, me habían dicho que era una cena privada, llegué, así estaba, estuve un rato y como se pueden dar cuenta en el video, yo al final me paro y me voy”, dijo Zapata Perogordo, al defenderse, pero en el video se le observa bastante contento.

Se le fue la candidatura para gobernador de San Luis Potosí.

Vicios privados,  virtudes públicas.

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