Un país rico con gente pobre…

Si disfrutamos de una estabilidad política, de un ejército institucional, de capitales para acelerar la expansión económica, inversión extranjera aunque no en las condiciones necesarias, vecindad con dos grandes potencias económicas, oro y plata, entre otras materias primas y recursos no renovables.

Francisco Martín Moreno Francisco Martín Moreno Publicado el
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Si disfrutamos de una estabilidad política, de un ejército institucional, de capitales para acelerar la expansión económica, inversión extranjera aunque no en las condiciones necesarias, vecindad con dos grandes potencias económicas, oro y plata, entre otras materias primas y recursos no renovables.

Zonas agrícolas fértiles y prósperas, diferentes tipos de microclimas, una mano de obra de primera categoría muy socorrida en Estados Unidos y que implica la recepción de casi 25 mil millones de dólares anuales, playas de talco que ya las soñarían en el Mediterráneo, un maravilloso patrimonio precolombino incomparable con cualquier otro, además de auténticas joyas coloniales, una sorprendente variedad de cocinas como la yucateca, la poblana y la veracruzana, entre otras tantas más, sin olvidar nuestro mágico folclore.

Si de acuerdo a todo lo anterior, somos un país rico, ¿por qué entonces tenemos 40 millones de pobres, es decir, 40 millones de mechas encendidas que bien podrían volver a convertir en astillas el gran sueño mexicano?

Si tenemos 3 mil años de cultura en tanto Estados Unidos solo se remonta a 400, ¿por qué hemos fracasado?, ¿por qué no contamos con un ingreso per cápita como el suizo o el japonés o el de Singapur o el alemán?

Según mi punto de vista, lo primero que fracasó escandalosamente fue la educación. Cuando Iturbide instaló el primer imperio mexicano en 1823, en México el 98 por ciento de la población no sabía ni leer ni escribir. Cuando afortunadamente largamos a Porfirio Díaz a punta de bayonetazos, el tirano abandonó el país después de más de 30 años de dictadura arrojando un saldo de 85 por ciento de analfabetos. ¿Cómo construir un país con masas de iletrados?

En otro orden de cosas, la estructura ética azteca se destruyó con la conquista. Durante la Colonia proliferó la corrupción importada de las cortes españolas, se impidió la proliferación de ideas que eran incineradas junto con sus autores en las piras inquisitoriales, se erosionó la responsabilidad individual, la autoridad enajenó sus facultades que se subastaron al primer postor, se persiguió a quien “pensara peligroso”, se cancelaron las iniciativas individuales, desapareció el amor al trabajo y el orgullo indígena, al igual que se ignoró el respeto al prójimo y se perdieron los principios de sometimiento incondicional a la ley, en la inteligencia que la aplicación de la justicia se convirtió en un objetivo inalcanzable hasta nuestros días, lo cual se tradujo en insatisfacción social y en una clara invitación a la violencia.

Cuando se esfumó el orden, se derrumbaron los cimientos del progreso en un ambiente de ignorancia, frivolidad y resignación que el clero católico se encargó de hacer prevalecer a cambio de una promesa infundada de disfrutar el bienestar en la eternidad a cambio de sufrir en esta vida terrenal un auténtico infierno de perros.

Por todo ello se impone una reforma educativa, la reinstalación del servicio militar obligatorio y la imposición de un código de ética, en donde la propia sociedad sancione a quienes lo ignoren. Es el momento de la vergüenza nacional…

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