En estos tiempos en los que desde el Gobierno federal se ataca a la democracia, en los que la política a menudo parece más una batalla de intereses que un ejercicio de servicio público, es necesario reflexionar sobre una de las últimas muestras “cínicas” de López Obrador para atacar al Poder Judicial.
La reciente propuesta de terna para la designación de ministros por parte del presidente de la República, ha suscitado alarmas legítimas sobre el respeto a la ley desde Palacio Nacional, nada nuevo bajo el sol.
Si existe un mínimo de decencia en López Obrador, debería replantearse la próxima terna que envíe. La ciudadanía merece un ejercicio de respeto a la Constitución.
La primera terna enviada por la Presidencia de México, fue rechazada dos veces en el Senado de la República porque es claro que no cumplen con los requisitos constitucionales para ocupar el cargo de ministra. Es un recordatorio contundente de que los senadores ejercemos la voluntad de los ciudadanos, que no solo esperan, sino que exigen que los procesos de selección de altos funcionarios se lleven a cabo con escrupuloso respeto a la ley.
En la oposición nos unimos a un rechazo público porque claramente nos oponemos a una imposición por parte de López Obrador, quien quiere una ministra a modo. Es el momento de dejar de lado diferencias partidistas y unirse en un frente común por la transparencia y la legalidad.
La oposición debe demostrar su compromiso con la legalidad y con la ciudadanía. En conclusión, el nombramiento de una nueva ministra no es simplemente un asunto de trámite, sino una prueba de fuego para la integridad de nuestro sistema democrático. Es un llamado a la decencia, a la autonomía, a la división de poderes y sobre todo a la responsabilidad por parte de todos los actores involucrados. La ciudadanía está observando y espera que aquellos en el poder actúen con el más alto grado de respeto.
Por el momento el capricho de López Obrador de imponer una ministra a modo, no obtuvo las dos terceras partes de la votación. Tuvimos dos votaciones y en ambas voté en contra, porque México necesita una ministra independiente e imparcial. Esperemos la siguiente terna que el Ejecutivo federal tendrá que enviar al Senado.