Tuitazo

Podrán decir todo lo que quieran, pero fue más que significativo el hecho de que un mensaje de Twitter de Miguel Ángel Osorio Chong, anunció la renuncia del doctor Manuel Mondragón y Kalb como comisionado de seguridad nacional. 

Y es que, por la forma del anuncio de la renuncia, se puede advertir el fondo de la decisión. 

Manuel Mondragón y Kalb se había convertido ya en una molesta e inútil roca en el zapato del gabinete de seguridad. Sobre todo por el desempeño de la Policía Federal en el conflicto de Michoacán.

Eso sí, a diferencia de la remoción de Víctor Lichtinger y Ernesto Martens, el anuncio de la aceptación de la renuncia del doctor Manuel Mondragón se hizo a través de un mensaje de Twitter y no en un noticiero de radio. 

En los próximos días podrían darse otros movimientos importantes en ciertos cargos claves de la seguridad nacional.

Declaratoria de guerra

La complacencia de algunos responsables de la seguridad en Michoacán, ha traído como consecuencia que los grupos paramilitares que han dado en llamarse “autodefensas”, ahora le declaren la guerra al gobierno. 

“Si el gobierno quiere guerra, guerra tendrá. Nos traicionó. Se sentaba en nuestras mesas diciendo que éramos aliados.

“El comisionado Alfredo Castillo se sentó con Hipólito tres días antes, como ‘amigos’. Mora Chávez le exigió los acuerdos (a Castillo) y ¿cómo reaccionó el maldito gobierno?…” dijo en su declaratoria de guerra el doctor Juan Manuel Mireles.

Mordidas de perro

La desesperación de algunos panistas ante los riesgos que implica que la PGR profundice en el caso de Oceanografía,  ha llevado al senador calderonista Roberto Gil a declarar que se siente como perro acosado por el gobierno. 

Lo de sentirse acosados, se entiende. Pero lo de perros cuesta un poco de trabajo, salvo que la analogía haya sido por aquello de que los perros son especialistas en mordidas.

Tráfico de influencias

Según el expresidente Fox, nadie le ha podido decir cuál pudiera ser el posible delito en el que podrían haber incurrido los miembros de su familia, y los de la “ampliada”, en los casos de Oceanografía y otras pillerías. 

El delito se llama tráfico de influencias. Y aunque el presidente crea que su parentela está a salvo porque no eran funcionarios públicos, probablemente no ha tomado en cuenta que el tráfico de influencias que hicieron sus parientes fue en nombre y representación del Presidente de la República. Si no, ¿qué funcionario les hubiera hecho caso?