Resulta que el saldo de las pasadas elecciones está sacando a flote las traiciones en la alianza Va por la Ciudad de México. Un claro ejemplo es en Álvaro Obregón, donde su aún alcaldesa y candidata Lía Limón promovió a personajes que al parecer, hubo desencuentros y habrían abandonado el barco para irse al partido Morena, dándole el triunfo a su candidato guinda.
Una de las que fueron promovidas fue Liz Salgado, eterna secretaria de Leonel Luna, el dirigente más importante del PRD en la zona. También se impulsó como candidata a ser reelecta por el partido amarillo a Polimnia Romana, una obradorista de hueso colorado que ha pasado por varios partidos. Romana pensó que tendría fácil ganar la diputación con los votos del PRI y PAN. No le resultó. Muchos en el Congreso de la Ciudad de México ya la ven en el partido Morena, siguiendo los pasos de su mentor en Donceles y Allende, Víctor Hugo Lobo Román.
Tensión al máximo en el Poder Judicial
Los reclamos que una trabajadora le hizo a Lenia Batres durante un foro sobre la reforma judicial realizado en Zacatecas, que incluso hizo que la ministra pidiera apoyo de seguridad, es un reflejo, nos dicen, de la situación que se vive entre quienes integran el Poder Judicial.
Más allá de la situación incómoda, el origen de la inconformidad, se dijo, fue porque no se permitió la participación y el ingreso de los representantes de los trabajadores al recinto en el que se llevó a cabo el foro. Esto no es novedad, nos dicen, pues ya anteriormente se ha señalado que se ha querido evitar la pluralidad de voces y que son muy pocos quienes han tenido la oportunidad de ser escuchados.
A ello se le suma lo que ya se ha comentado en este espacio, que no solo en el pleno de la Corte hay visiones distintas sobre el papel que se deba tomar ante la inminente reforma, sino que incluso entre los magistrados, jueces y otros trabajadores hay posiciones muy distintas y grupos cuyas posturas contrastan. No parece que la confrontación de ayer vaya a ser la última salida de tono.
La doble tarea de Delgado
Nos dicen que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, en estos momentos trabaja arduamente en una doble transición: por un lado, para asumir ordenadamente su próxima responsabilidad como secretario de Educación Pública.
Mientras que por el otro lado, tiene que entregar la estafeta del partido guinda de la manera más tersa posible, después de haberlo ganado prácticamente todo en el proceso electoral. Se vienen sin duda meses intensos de trabajo para Delgado, aunque nada que un hombre con su oficio político no pueda lograr.
