México es un país con una amplia diversidad cultural y natural. Lamentablemente, su riqueza se ha visto amenazada en los últimos años por proyectos que ha emprendido el gobierno del Presidente López Obrador, sobre todo, con el Tren Maya.
Lo he denunciado en varias ocasiones: el Gobierno federal está destruyendo nuestro legado natural y cultural para cumplir caprichos del Presidente de colocar un nuevo elefante blanco.Lo he denunciado en varias ocasiones: el Gobierno federal está destruyendo nuestro legado natural y cultural para cumplir caprichos del Presidente de colocar un nuevo elefante blanco.
Pese a los ataques desde el micrófono presidencial, los especialistas, buzos, arqueólogos, espeleólogos, periodistas y la sociedad civil organizada no han parado de investigar y denunciar el ecocidio.
El Gobierno federal, a través del INAH, ha reconocido que hay más de seis mil 400 monumentos arqueológicos solo en el Tramo cinco Sur, más de dos mil 300 de ellos sobre el derecho de vía del tren.
Tan solo a 160 metros del trazo del Tramo cinco, se encontró un templo maya en una cueva, en estado de “conservación excepcional”, que data aproximadamente del año 700 antes de Cristo. Los expertos ven una amenaza latente contra estos espacios, ya que pueden ser saqueados y perder su alto grado de conservación, en caso de que no sean atendidos con urgencia por las autoridades.
Otro claro ejemplo son lo más de 12 mil monumentos localizados en el Tramo siete del Tren.
¿Qué debería hacer el Gobierno federal? Replantear la construcción del Tren Maya.
El Tren Maya, y específicamente el Tramo cinco, va a costarle muchísimos millones de pesos a este país, además de los daños ecológico y ambiental al patrimonio cultural de nuestro México.
Este aumento de precios no es solamente inentendible sino también inmoral. No hay cómo justificar ese tiradero de dinero en un capricho del Presidente.
Esta administración es una vergüenza.