El sector de las telecomunicaciones es un mercado que se prevé alcance un valor cercano a los 1.2 trillones de euros para el 2019. Si bien es una cifra que impacta no le debería ser muy extraño, considerando que nosotros mismos como individuos contribuimos directamente a que este dominio esté tan bien valuado. Porque, dudo mucho que usted este leyendo este mal legajo de palabras en el periódico impreso, aunque eso me daría mucho gusto.
Y así existen millones de ejemplos, desde pedir comida rápida por su teléfono inteligente, pasando por abandonar los call centers, instructores deportivos y los controles remotos de su televisor.
Pero, justamente es este último ejemplo de lo que quiero hablar. No, no el control remoto, sino de la televisión. La revolución de las telecomunicaciones ha obligado a los grandes conglomerados de medios de comunicación a replantearse no sólo su forma de sobrevivir en un mundo en el que una blogger de Instagram o un Youtuber sin mucho más que buena labia, creatividad y un Smartphone puede tener más audiencia que los principales canales de televisión de algunas de las empresas más grandes del mundo. Por ejemplo, cualquiera de los cinco principales bloggers y/o youtubers de México podrían tener mayor audiencia que cualquier telenovela, noticiero o programa de Televisa o TvAzteca, así de sencillo. Si no que también a cómo, por qué y para quien generar contenido.
En Europa y Estados Unidos es aún más dramático. Un estudio reciente de la consultora Deloitte apunta que tan sólo en Estados Unidos en el agregado son 9 mil millones de veces las que el total de la población revisa su Smartphone.
Todo esto aunado a la todavía democratización del internet permite que prevalezca una sociedad hiperinformada. Y aunque la lógica sería que las empresas se enfocaran más al volumen de contenido que a la calidad, la verdadera competencia está en generar el equilibrio entre cantidad y calidad. Porque el tráfico digital en realidad oscila durante el año en mas o menos los mismos parámetros.
Por ello resulta interesante ver la evolución en el estado mental de las casas de comunicación más grandes del país y del mundo. Desde la renuncia de Emilio Azcarraga a la presidencia de Televisa, hasta la llegada de Benjamin Salinas como CEO de TvAzteca, que comparten la noción de la necesidad de un cambió en el área de contenidos. Mientras en otros lados del mundo, la mezquindad y avaricia de unos pocos intereses político-corporativos amenaza con destruir instituciones de medios en lugar de enfocarse solamente a la innovación de contenido, ya no diga usted en lo digital que es slogan de moda. Por que al final del día, hoy quien no crea que la inserción a lo digital es la vacuna a los caprichos de los mercados internacionales entonces está muerto o en drogas. Ahora bien, vacunarse no es panacea, ni mucho menos garantía.
Y es que la generación de contenidos en los espacios digitales no sólo trae precios de producción mucho menores que las monstruosidades del pasado, si no que también lo hacen más celoso. Pero en lo que también creo es que podríamos estar sobreestimando el potencial del mercado de lo digital (Iot). Porque los nuevos modelos de negocio que planean los corporativos parten de la base de que el internet que nació como una ente anárquica y luego se ha convertido en una muy democrática y sobre todo que permanecerá así. Pero ¿qué tal si la misma dinámica que permitió que Facebook sea lo que es y Google también obliga a reformar la estructura hiperliberal del internet? ¿Qué tal si la regulación es inminente? Y esa regulación viene en forma de acotar la publicidad que es la principal renta de los espacios digitales. Recordando que el internet es un bien masivo sin fronteras, ha llegado el punto en el que poco va importar si usted provee el servicio de internet y al mismo tiempo genera el contenido como es el caso de América Móvil, Televisa y TvAzteca. Por que no hay que olvidar que las revoluciones nacen y ultimadamente vencen a partir de las reproducciones de la información que convence. Y eso mismo, la inherente capacidad de compensación de lo digital pone en riesgo la sostenibilidad de los objetivos de mediano y largo plazo de las nuevas mentes de los conglomerados de comunicación, especialmente si su contribución es más de lo mismo pero en diferente formato. Al tiempo.