Aguirre fue agredido en San Pedro Sula, pero en Toluca, también se presentaron hechos reprobables. Foto: Especial

Tarjeta roja a los inadaptados

La violencia no es un agente nuevo en el deporte, cuando se trata de una actividad que debiera tener la fuerza de atracción de los valores universales

Javier Aguirre, DT de la Selección Mexicana, recibió un proyectil en la cabeza de parte de un vándalo de la zona VIP en el Estadio Francisco Morazán de San Pedro Sula. Cinco días después, en el Nemesio Diez, el agredido fue el preparador físico de Honduras, Juan Carlos Quintero, aparentemente por otro delincuente disfrazado de civil. Culpas hay, pero faltan correctivos.

Esta columna 195 de Fan PRO se entrega el miércoles 20 de noviembre de 2024, un día después del triunfo del equipo dirigido por el ‘Vasco’ que detuvo la debacle entre la crisis tan sostenida que lleva el futbol de este país.

Por supuesto que la violencia no es un agente nuevo en el deporte, cuando se trata de una actividad que debiera tener la fuerza de atracción de los valores universales que genera. La realidad es que la humanidad entera está en crisis y una actividad noble no puede quedar más que rebasada. Sin embargo, algo se debe hacer.

La gente que toma decisiones en lo comercial debería ocuparse en el momento que vive el deporte como opción de entretenimiento. Lamentablemente, no parece hacerlo porque las acciones son mínimas. La experiencia fan está amenazada por la inseguridad. Los daños pueden resultar irreversibles.

Los agredidos no son solamente los actores deportivos porque el riesgo de la falta de control es permanente. Sin embargo, una cultura resultadista donde impera más la mentalidad de ‘changarro’, es decir, somos tan buenos o tan malos como el último marcador dibujado en el tablero electrónico de un estadio, resulta tan insulso e infame. Es como mirar a un moribundo a centímetros de distancia, hacer una mueca y seguir el camino, sin ningún tipo de acción de colaborar. ¡Caray, al menos habla a emergencias, aunque la ambulancia se tarde!

Fanáticos con lana

El 15 de noviembre de 2024, dentro del desastre que significó el partido de Ida de los Cuartos de Final de la Nations League de la Confederación Norte, Centroamérica y del Caribe de Futbol (Concacaf), la derrota de un descolorido equipo tricolor tuvo lugar en el siempre peligroso Estadio Francisco Morazán.

 Se trata de un inmueble con capacidad para 18 mil personas, pero cuyas tribunas están muy cerca del terreno de juego. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de hacer una cobertura de eliminatoria mundialista en este escenario y de verdad se trata de una olla exprés para cualquier visitante, agredido verbalmente desde el primer instante que salta a la cancha.

Le ocurrió al ‘Vasco’ Aguirre al final del cotejo recibir un proyectil sobre el costado izquierdo de su cráneo cuando ya enfilaba a vestuarios, lo cual le ocasionó un descalabro y brote inmediato de sangre. Por fortuna, no fue tan fuerte como para que perdiera el conocimiento. De hecho, solamente se quitó con la mano el exceso de líquido hemático y continuó su camino. Ya en la cabina del equipo huésped recibió cuatro puntos de sutura.

Después de la ridícula postura de la Federación de Honduras que justificó en un comunicado oficial tal atentado al decir que fue el propio estratega mexicano quien se lo buscó por “incitar” con insultos a los hinchas locales, se investigó la procedencia del artefacto que resultó ser una lata de cerveza, algo prohibido por el cuerpo de seguridad.

Aquí es donde toman lógica los hechos. El recipiente fue arrojado desde un lugar no tan distante de los deportistas y su trayectoria era horizontal, lo que descubre que fue de una zona preferente del inmueble, es decir de la gente de palcos VIP a la que no se le revisa igual que al resto de los mortales los artículos que introduce al escenario.

Si la lata hubiera viajado desde un lugar más lejano el daño habría resultado mayor, así que  Aguirre corrió con suerte.

Ya en la vuelta realizada en la ex Bombonera de Toluca, el 19 de noviembre, los seguidores mexicanos actuaron igual de patéticos al insultar a los adversarios y abuchear su himno nacional. A los 73 minutos del partido, y mientras observaba cerca de la banca catracha a los jugadores que calentaban para ingresar en cualquier momento, Quintero recibió un golpe similar, aunque no por un objeto metálico, sino un vaso de plástico lleno de líquido y hielo, lo cual hizo que se desmayara.

Una vez más, la agresión vino de la zona de palcos porque este tipo de accesorios tampoco son permitidos para quienes llegan a la general.

En efecto, la ‘gente nice’ que tiene otros privilegios se comportó de forma parecida, aunque ahora la historia deportiva era distinta al primer episodio y el cuadro de casa jugó mejor y goleó 4-0 al rival. Esto evidencia que la falta de educación y el instinto delincuencial nada tiene que ver con la posición económica. El punto acá es que la cobardía se protege bajo el anonimato de la masa y, por lo regular, se exculpa a los pudientes.

Expulsión requerida

Ortega y Gasset explicó por primera vez y como nadie el fenómeno de masas, las cuales se despersonalizan. La educación cobra un papel supremo y ésta se ‘mama’ desde la casa. La Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) con su moral enclenque simplemente pone el grito en el cielo y advierte sobre castigos ejemplares que nunca aparecen.

Es cierto que el vandalismo no distingue clases sociales, pero lo que realmente fomenta este desorden es la sensación de impunidad.

Quejas recientes sobre la menor afluencia de gente a los estadios se debe no nada más a la mala calidad del producto deportivo, sino a la inseguridad y la paupérrima experiencia fan proporcionada por los proveedores del espectáculo.

Está bien que se busque un Fan ID para identificar a los consumidores, pero resulta urgente que se endurezcan las medidas contra los rijosos, independientemente de su linaje social. Se puede perder menos si se muestra la tarjeta roja a quien tanto daña al deporte y a las familias que lo aman. No, no es mucho pedir.

La mentalidad de ‘changarro’ de muchos empresarios cobra víctimas. La deficiente visión de negocios por su limitada capacidad para fincar proyectos duraderos tiene al futbol soccer, la gallina de los huevos de oro, sin calcio y con pocas plumas. Es una crisis que podría redundar más allá de la Copa del Mundo 2026. No, aún no se dimensiona con justeza.

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Son ya 23 años de combatir la improvisación en el periodismo deportivo y, de estos, van ocho del Diplomado de Periodismo Deportivo Digital (DPDD) que coordina este columnista y que inició su séptimo ciclo, ahora en la Universidad Amerike Campus CDMX, el 19 de noviembre de 2024.

La tecnología también juega en los campos del periodismo y hay que estar preparados, tal como lo dijo Alejandro Gómez, director general del diario deportivo Récord, quien aceptó ser el padrino de esta nueva generación.

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Fuente externa: Fan Datos de CID Consultoría

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