En la Zona Metropolitana de Monterrey tenemos un sistema que se llama SIMA, que se usa para medir la contaminación del aire.
Cuando comparas este sistema con ciudades importantes del mundo como Madrid, Ciudad de México, Guadalajara, Santiago de Chile, Los Ángeles, te das cuenta que lo tenemos aquí es una broma de mal gusto: es una página obsoleta, chiquita, que no ofrece interacción con los ciudadanos.
Pero además, miente. Acaba de declarar el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire (OCCAMM) que el SIMA nos ha engañado por 30 años, que mide mal la contaminación, que mienten y que no es confiable porque la norma es muy un laxa, y entonces se permite contaminar más.
Cuando se llega a estos grados de contaminación, las alertas ambientales que emite el Estado de Nuevo Leon a través de la Secretaría de Medio Ambiente son como llamadas a misa.
Dicen “ojo, hay una alerta ambiental”, pero no te dicen qué hay que hacer, ni qué van a aplicar, ni qué correctivos, ni por cuánto tiempo.
Y así nos han engañado, repito, por 40 años.
Cuando los niveles de contaminación suben a más de 300 puntos por metro cúbico empiezan los problemas serios para la salud: te puedes morir de un infarto, de un problema por falta de oxígeno para respirar, obviamente derrames, la presión sube a niveles extremadamente altos y se nos complica la calidad de vida.
Tenemos que establecer un SIMA confiable, que se maneje con rigor estrictamente científico, y que ya no nos digan más mentiras.
De otra manera, difícilmente vamos a poder combatir la contaminación que persiste en el área metropolitana.
