Por increíble que parezca en una democracia, hay quienes se preguntan: ¿Diálogo, para qué? Así, los tres primeros años de gobierno de López Obrador indican que el presidente no necesita, ni requiere, el diálogo con la oposición, pues su fuerza en el Congreso le permitió hacer las modificaciones legales que quiso. La contrarreforma eléctrica que pretende no la quiere ni Estados Unidos. Sin embargo, el presidente del PAN, Marko Cortés, y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, esbozarán este día una respuesta. Así como muchos desconfiaron de las alianzas en las elecciones de junio pasado, al final el resultado fue bueno para la alianza, pues multiplicó su presencia en la Cámara de Diputados, capitales y municipios. El diálogo es un remanso en un clima de confrontación. Esperamos que haya resultados.