Sara

En la década de los 80, el fundador del cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, era conocido como el “narco de narcos”.

Nunca tuvo disputas ni competencia en México, hasta que su organización comenzó a resquebrajarse con el desmantelamiento del Rancho “El Búfalo”, en noviembre de 1984 y el homicidio del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, en marzo de 1985.

Juan Carlos Altamirano Juan Carlos Altamirano Publicado el
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En la década de los 80, el fundador del cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, era conocido como el “narco de narcos”.

Nunca tuvo disputas ni competencia en México, hasta que su organización comenzó a resquebrajarse con el desmantelamiento del Rancho “El Búfalo”, en noviembre de 1984 y el homicidio del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, en marzo de 1985.

Tanto Fonseca Carrillo como Caro Quintero fueron señalados por la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos como los presuntos responsables del secuestro y asesinato del mencionado agente, que trabajó encubierto durante varios años para el cartel de Guadalajara.

El 17 de marzo de 1985 el aún todopoderoso narcotraficante salió de México rumbo a Costa Rica con una singular acompañante. Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez, hija de un ex secretario de Educación de Jalisco y sobrina del exgobernador del mismo estado, Guillermo Cosío Vidaurri.

La familia de la joven denunció que había sido secuestrada por una banda de narcotraficantes. Sin embargo, la versión del capo aseguraba que la misma Sara aceptó acompañarlo voluntariamente.

Algunas fuentes afirman que vivían en un rancho alejado del bullicio pero con todas las comodidades disponibles. Que se divertían alquilando discotecas de moda para ellos y el pequeño grupo de personas que los acompañaban.

Era un paraíso para la inusual pareja hasta que un descuido derivó en la captura del narcotraficante más poderoso de México. Sara llamó a su casa el 2 de abril de ese mismo año, los teléfonos de la familia Cosío Vidaurri estaban intervenidos por la policía, fue así que dieron con su paradero.

Los agentes de la OIJ (Organismo de Investigación Judicial) en Costa Rica, entraron a la quinta para rescatar a la joven mexicana, sin saber que estaban capturando a uno de los narcotraficantes más buscados.

Según testigos, Caro Quintero y Sara Cosío estaban en una cama semidesnudos. Cuando reaccionaron, vieron su habitación llena de hombres uniformados, pasamontañas y rifles de asalto.

Algunas versiones sostienen que Sara declaró: “Yo no estoy secuestrada… yo estoy enamorada de Caro Quintero”.

En la crónica “San narcos tiene la fama” que publicó la revista Nexos en 1992, Carlos Monsivais ve otra escena. Sara dice a un oficial: “Estoy secuestrada”, el agente pregunta, señalando al capo: “¿Quién es, querida?”, ella, con voz débil responde: “Rafael Caro Quintero”, el aludido reacciona: “Puta”. 

Una nave de la PGR despegó de Costa Rica el 5 de abril de 1985 rumbo a México con Caro Quintero y ocho mexicanos más arrestados. Además de la joven presuntamente secuestrada.

En la misma crónica, Monsivais publica una carta aparentemente autógrafa, en la que Sara Cristina Cosío Vidaurri se confiesa: “Rafael: aunque todo haya sido tan alocadamente, tú te portaste muy bien y la verdad eres bien bueno, nada más que quieres hacerte el malo, pero me trataste con mucho respeto y cariño. Por eso vas a ver que no pienso quedarte mal y quiero que te portes bien y te cuides mucho, eh. De todas maneras gracias y nunca lo vamos a olvidar”.

De este episodio de la vida del recién liberado “narco de narcos”, se desprende una extraordinaria canción de Alex Lora y el Tri, titulada: Sara.

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