Los magos y la gasolina
Este artículo reflexiona sobre la obra de Santiago de la Vorágine, especialmente La leyenda dorada, y su relación con temas actuales como la política
Rubén MoreiraNo hay obra de Santiago de la Vorágine que no podamos encontrar en las librerías de la Ciudad de México. Las hay en Donceles, Santa María la Ribera, Condesa y Roma.
Algunas, especializadas en textos de culto y otras en remates de editoriales. Unas se colocan en callejones, ferias de libro o al exterior del panteón de San Fernando.
A buen precio, uno se puede llevar ese extraño objeto del deseo en el que se convierte un libro.
Lo importante es caminar, preguntar, tener buen trato, no tener miedo a las alturas y llenarse de paciencia. Uno, y la mitad del otro, me costó encontrar “La leyenda dorada”.
El libro de Santiago de la Vorágine me ha resultado un buen compañero en estos días de frío y pocos polemistas con los cuales debatir las maromas narrativas del gobierno.
Frente a las piruetas que buscan convencernos de que la gasolina es buena y barata, la narración de la lucha entre san Jorge y el dragón, que relata don Santiago, parece de un hiperrealismo que solo puede ser producto del más ateo y marxista de los historiadores.
En mis tiempos de niño y en mi pueblo no eran muy populares los Reyes Magos. La Divina Providencia había agotado sus recursos, financiando a un gordito de traje rojo que entraba por la chimenea inexistente, o a un niño que en lugar de recibir, traía obsequios.
Solo en el Evangelio de Mateo se menciona a los magos que visitan al recién nacido, lo hacen trece días después del parto, y con ello, el hijo de Dios se manifiesta al mundo bajo una estrella.
En la misma fecha, en los siguientes 33 años, se mostrará en esa calidad en otras ocasiones: su bautismo, en el cual se hace presente la Trinidad; el milagro del vino, donde se afirma como el Dios verdadero, y en el de los panes, que se conoce como Fagifania.
Lo que sí era imperdible y lo sigue siendo, es la rosca de Reyes, que entonces, hace cinco décadas, esperaba de la Chontalpa o la Huasteca, dos de mis panaderías favoritas.
Como lo delata mi volumen, nunca he sido de la boca chiquita y en estos días probé una de “La hermosa provincia”, pastelería ubicada en Iztacalco y que se distingue por una crema de piñón digna de los magos de oriente.
En “La leyenda dorada” el lector va a encontrar las respuestas que el dominico De la Vorágine propone a las dudas que tenían los creyentes del medioevo.
Recurre a santos, doctores y sabios de la iglesia y me da la impresión de que no pocas veces le pone de su cosecha.
Todo lo anterior es para decirles que Morena no cumplió su palabra de poner la gasolina a 10 pesos.