Cuando alguien se pierde, tiende a caminar en círculos. Así lo demostró un estudio publicado en Biology, que reveló que, sin puntos de referencia claros como el sol o una brújula, los seres humanos inevitablemente regresan al mismo lugar.
Este fenómeno no es exclusivo del andar físico, también se refleja en la toma de decisiones dentro de las políticas públicas de salud en México.
Durante la administración que recientemente concluyó, el sistema de abasto de medicamentos experimentó esa misma desorientación.
Se implementaron hasta cuatro modelos distintos para la compra y distribución de medicamentos: primero a cargo de las secretarías de Salud y Hacienda, luego pasó al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), posteriormente a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, y finalmente a la empresa paraestatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México SA de CV (Birmex).
A pesar de los cambios, el resultado ha sido una ineficiencia e ineficacia constante que, hasta hoy, afecta a miles de pacientes.
Compromiso con el Gobierno federal
Ahora, las autoridades de salud de la nueva administración de la presidenta Claudia Sheinbaum han anunciado que volverán a centralizar la consolidación de la demanda y las compras en Birmex, con la promesa de mejorar la distribución a nivel nacional.
Sin embargo, ¿es esta la brújula que el sistema necesita o se trata de otra vuelta en círculo? Como en el experimento de caminar a ciegas, la falta de una dirección clara en el sistema de salud podría llevar a los mismos resultados y afectar a millones de mexicanos.
El escenario actual muestra una realidad preocupante. Rafael Gual Cosío, director general de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, ha señalado que 2025 seguirá siendo un año de desabasto si el gobierno no inicia pronto las licitaciones para la compra de medicamentos.
“La planeación de la compra de medicamentos (realizada por Birmex) debe realizarse como mínimo con seis meses de anticipación, ya estamos en octubre y el gobierno no ha empezado con el proceso”.
La deuda acumulada del gobierno con las farmacéuticas, que supera los 10 mil 500 millones de pesos, sigue siendo un obstáculo mayúsculo para asegurar un abasto adecuado.
Esta cifra, que incluye los impagos heredados del desaparecido Insabi, complica cualquier plan a futuro por buena voluntad que exista.
Desafío para el sexenio de Claudia Sheinbaum
Es aquí donde surge una pregunta crucial: ¿será capaz la doctora Claudia Sheinbaum de cambiar el rumbo del sistema de salud en México? Si bien su gobierno apenas comienza, ya ha dado algunos pasos importantes.
Entre ellos, la sustitución de los directores de administración del Instituto Mexicano del Seguro Social, del IMSS-Bienestar y del director de Birmex parecen un indicio de que la presidenta está decidida a romper con las viejas estructuras que han obstaculizado la transparencia en el suministro de medicamentos.
Estas decisiones dan señales positivas, parece que la brújula está apuntando hacia romper el vicio de caminar en círculos. Sin embargo, este camino no será fácil.
Las redes de corrupción que siguen insertadas en las instituciones de salud, aunado a prácticas gubernamentales poco transparentes y la falta de control sobre el flujo de medicamentos son retos inmensos que deben ser abordados con precisión.
Si bien la corrupción, el desabasto y las estructuras burocráticas son desafíos enormes, existe una luz de esperanza para que su administración logre dar el giro necesario.
México necesita un sistema de salud que camine hacia adelante, jamás en círculos. Es momento de que esa brújula encuentre su verdadero norte.
Corregir errores del pasado y avanzar
En sus manos está la oportunidad de transformar la narrativa del sistema de salud, de convertir los errores del pasado en lecciones y de asegurar que los más vulnerables no sigan siendo víctimas de la ineficacia y la corrupción que aún prevalecen en el sistema de salud mexicano.
La salud pública es uno de los mayores desafíos de cualquier gobierno, y el camino que tome la doctora Sheinbaum Pardo en este primer tramo de su administración será determinante.
El reto no es menor: ¿podrá romper el ciclo de desabasto, ineficiencia y corrupción que ha plagado a la salud pública mexicana?, o bien, ¿nos veremos nuevamente atrapados en el ciclo de ineficiencia, ineficacia y falta de transparencia?
Si atiende la brújula correcta, podrá dejar un legado de transformación, si no, nos quedaremos atrapados, una vez más, en el ciclo vicioso de caminar en círculos.
El tiempo dirá si logramos avanzar en línea recta hacia un sistema de salud equitativo, universal y funcional, que beneficie a todas y todos los mexicanos.