El sorpresivo suicidio de Robin Williams ha conmocionado al mundo entero más allá incluso que sus más famosas obras cinematográficas. Desgraciadamente su muerte fue la noticia de su vida, tanto en la prensa como en las redes.
Cada vez es más común escuchar que alguien se quita la vida. Más de un millón de suicidios al año en el planeta no es cifra menor. En México las cifras se incrementan hasta en un 300 por ciento en el caso de los jóvenes.
El suicidio no respeta edad, clase social, nivel económico o fama.
La despedida por suicidio nunca es de golpe, suele iniciar con ausencias de variable intensidad provocadas por conductas evasivas: alcohol y drogas las más frecuentes.
La razón del suicidio en la mayoría de los casos, qué duda cabe, la insatisfacción vital de las personas ante su realidad.
No le bastó a Williams el éxito de sus películas y la fuerza de sus mensajes. Ni Patch Adams, si Juamanji, ni Hook, ni Papá por Siempre, ni siquiera el carpe diem de La Sociedad de los Poetas Muertos pudo ayudar a su protagonista a quedarse entre nosotros.
Su última película su postrer mensaje igual de fuerte y contundente que sus películas: si se carece de un sentido real y significativo para vivir nada es suficiente.
El mensaje es para todos, también para los más pequeños y sus padres ya que es importante que crezcan, desde pequeños, con motivos reales de que la vida sí vale la pena vivirla.
Nuestra civilización está creando chicos débiles que se trauman por todo, se deprimen con todo, se quieren suicidar por todo, básicamente porque no los estamos enseñando a luchar y, añadirían algunos, porque no tienen bien arraigado el sentido de vida.
Al marcharse Williams nos enseña su hija la maravilla que es la vida y cómo es que el gozo y la pasión de vivir va más allá que el vestir con ropa de marca, tener una imagen envidiable o poseer el celular más moderno. No se trata en todo caso de tener sino de ser, de trascender.
Víctor Frankl, escritor y prisionero judío-alemán en la Segunda Guerra Mundial, afirma: “La búsqueda del sentido del hombre es la motivación más importante de su vida”.
Quizá sin saberlo en su última actuación deja Williams a la humanidad o al menos a una parte del mundo occidental, fanático de sus películas una lección imborrable: “Sin el conocimiento de quién soy y por qué estoy aquí, la vida es imposible”, la famoso frase del pensador y novelista ruso León Tolstoi.