El buen juez por su casa empieza. Por todos es sabido que hace mucho tiempo el PRD enarbola dicha bandera, aspirando a mejores gobiernos y a una rendición de cuentas más allá del discurso oficial, contenido en informes y reportes. Qué mejor oportunidad, que dando el ejemplo, sin temor al censo ciudadano.
Graco Ramírez la tiene fácil, solo debe asumir como propias las banderas de la izquierda que lo hicieron gobernador. Está apenas dentro de los primeros 18 meses, y en un lapso igual, según los números que publicita, estará preparado para encarar a los morelenses, a quienes corresponde la última palabra.
No bastará con números y estadísticas, ni con demostrar que los servidores del pasado se encuentran recluidos, la gente quiere saber cuál será el destino de los funcionarios que hoy no han cumplido con su encomienda.
Tarde o temprano, nuestras ofertas o lo que exigimos de los demás nos alcanzan. Por eso, los que han visto que el valor de sus propiedades en Cuernavaca se ha hecho añicos y los moradores de los alrededores, que atestiguan como los cambios de uso del suelo hacen que sus veraniegas propiedades se demeriten, quieren respuestas. Aunque ellos aún no han salido a la calle, también tienen preguntas y reclamos.
Lo que quieren corroborar los morelenses, es que no ha habido un cambio sustancial en la situación patrimonial de su gobernador y que de frente les pueda decir que todas esas adquisiciones que le imputan son patrañas.
Ojalá recapacite Graco, el peor de los modelos es el colombiano, que supone entregar al extranjero o a las agencias del vecino del norte, las tareas de gobierno, porque parece que ya mando a su gente a ser adiestrada en el exterior.
Mientras el periodismo a sueldo divulga el mensaje oficial del “no pasa nada”, los pobladores quieren saber cómo se gasta el presupuesto en gastos de comunicación social y otros dispendios conocidos.
Y claro, no es para que Paco Moreno vele armas, porque él y los demás sabemos que el servicio público no es lo suyo, aunque más de uno en los Pinos opine lo contrario, tras dos contundentes strikes al bat.
Hace poco vi a Alejandra Barrales, que quiere que no la vean, y con razón, estaba sentada en recóndita mesa de un desértico restaurante de céntrico hotel con Cordero. Entonces recordé que es más fácil conciliar intereses que principios. Lo más extremo del pejismo, llegando a acuerdos con lo más radical de la derecha.
¿Será por eso que el PAN nada dice en ese estado? Nadie sensato quiere desaparición de poderes, esos desaparecen solos, lo que se busca es un gobierno que haga su tarea, mientras los ciudadanos generan prosperidad con sus inversiones y trabajo. Esa no llega en helicóptero.
En tanto, Michoacán demuestra que sí ha habido algunos cambios, con el priísmo, los agentes del poder que se acercan a los capos ahora enfrentan a la PGR, mientras que con Calderón los hacían compadres.
Dicen que al buen entendedor pocas palabras, aquí hay tres, revocación de mandato.