Reto clonazepam, un llamado de atención a nuestros menores

Lo retos en redes sociales que están en tendencia como el denominado “clonazepam” o“el que se duerma al último gana”, son un llamado de atención a nuestros menores y a sus necesidades.

Debería alarmarnos a todas y todos que nuestras niñas, niños y adolescentes están consumiendo medicamentos restringidos como parte de un juego, sabiendo que ello pone en riesgo su vida.

Los casos registrados en Guanajuato, Nuevo León, Estado de México, Veracruz y Ciudad de México, no pueden ignorarse o hacer de cuenta que no suceden, pues varios menores se intoxicaron.

La Policía Cibernética en 2022 detectó alrededor de 500 incidentes de menores de edad, derivados de este tipo de retos y que incitan niñas, niños y adolescentes a imitar o replicar estas conductas.

Ante ello presenté una iniciativa con proyecto de decreto por el que se adiciona una fracción al artículo 201 del Código Penal Federal en materia de corrupción de menores, esto con la intención de sancionar a quien convoque, promueva, induzca o difunda a través de cualquier medio electrónico o de comunicación, acciones que atenten contra la salud mental o física de personas menores de edad.

Esto con el objeto de proteger a las niñas, niños y adolescentes de los retos a través de las redes sociales, que suelen pasar de simples juegos entre amigos a situaciones de enorme riesgo que producen lesiones graves o incluso la muerte.

Hago un llamado a las autoridades sanitarias y educativas, para que en conjunto realicen campañas de prevención que orienten a los padres de familia y a los menores sobre estos retos virales, y se les advierta de los riesgos que esto conlleva.

El reto clonazepam consiste en que los menores consuman el medicamento dentro o fuera de las escuelas, con la intención de que el alumno o alumna que tarde más tiempo en dormir gane el desafío.

No es la primera vez que sabemos de los retos en redes sociales, lo grave de esto, es que comienzan a normalizarse y a causar daños en la salud de nuestras niñas, niños y adolescentes.

La vida de nuestros menores está en las manos de nosotros los adultos; nuestra obligación y deber es salvaguardarlos. Por ello, como Estado, trabajemos con los padres de familia para evitar que un reto en tendencia termine en desgracias.