Lo que es un hecho reprobable y denunciable es lucrar políticamente con la muerte y sufrimiento de las personas. Foto: Cuartoscuro

Resultados de la Comisión Independiente sobre COVID-19: ¿Informe científico o ataque político?

Un estudio publicado en la revista The Lancet en febrero de 2024, concluye que la obesidad fue un factor clave en la mortalidad por COVID-19 en México.

La pandemia de COVID-19 ha dejado una marca imborrable en México y en el mundo. En medio del debate sobre la respuesta gubernamental, la autodenominada “Comisión Independiente” de investigación sobre la pandemia de COVID-19 en México, publicó un informe que ha generado controversia en medios y redes sociales. Esto suscita la pregunta: ¿Es este informe una evaluación científica imparcial o un ataque político disfrazado?

Aunque la “Comisión Independiente” afirma que sus integrantes son “independientes de cualquier fuerza política”, la proximidad de su publicación con las votaciones despierta suspicacias.

Un comentario en la red social X (antes Twitter) refiere: “Qué oportuno que los ‘científicos profesionales’ hayan terminado su informe semanas antes de las votaciones. Vendidos no son. Son unos cobardes que hacen negocios con la catástrofe mundial”.

Más allá de estas críticas al calor de la polarización ideológica, la principal objeción al informe radica en su falta de rigor científico. Aunque se basa en datos descriptivos (sin menospreciarlos), carece de análisis estadísticos inferenciales o modelos de regresión que permitan explorar correlaciones causales o relaciones más complejas entre las variables. Esto introduce sesgos y limita la capacidad de llegar a conclusiones fuertemente sustentadas.

El resultado de esta Comisión era algo más que previsible. Ya se sabía de antemano los resultados que querían mostrar y solo pretenden legitimarlos con un “análisis de espectro amplio, cuantitativo y cualitativo”. Las mismas “conclusiones” están en el libro: “La gestión de la pandemia en México” del año 2020, en el que los autores sostuvieron que acabarían con la pandemia en ocho semanas (Julio Frenk).

La conclusión que más enfatiza el documento de esta Comisión es: “cuatro de cada 10 muertes se dieron por fallas en la gestión del gobierno y se pudieron haber evitado”. Para poder llegar a una conclusión de esta magnitud se debe hacer con base en análisis científicos rigurosos y no con base en “adjetivos”.

La ciencia con adjetivos es pseudociencia, es decir, conocimientos o creencias que no son científicos pero que se presentan como tales, para adquirir una mayor legitimidad.

En contraste, un estudio publicado en la revista The Lancet en febrero de 2024, realizado por investigadores del Imperial College London, la Universidad de Liverpool y el Instituto Nacional de Salud Pública de México, concluye que la obesidad fue un factor clave en la mortalidad por COVID-19 en México.

Este estudio señala que cinco de cada 10 muertes por COVID-19 en pacientes de 20 a 64 años fueron atribuibles a la obesidad, (Johnson y col Lancet 2024), y no a una mala gestión gubernamental como sostienen los “investigadores” del documento en comento.

Es importante reconocer que la gestión de la pandemia en México tuvo sus desafíos, en parte debido al estado desmantelado en el que se encontraba el sistema de salud: poca infraestructura, equipamiento y personal de salud. A pesar de estos obstáculos, se logró salvar la vida de cientos de miles de personas, gracias al esfuerzo del personal de salud de primera línea y no de quienes hoy analizan desde la comodidad de su escritorio.

Lo que es un hecho reprobable y denunciable es lucrar políticamente con la muerte y sufrimiento de las personas, llamando a “vengar el exceso de muertes de connacionales” sugiriendo votar por la candidata de la oposición, como lo hizo uno de los integrantes de este Comité: el biólogo Antonio Lazcano, quién abiertamente incitó a “Ejercer justicia en las Urnas”.

Insisto, lucrar con el sufrimiento de las personas es más que reprobable. Un científico no debe jugar con las cifras ni con el dolor en tiempos electorales. Esta actitud no solo pone en entredicho su ética profesional, sino también su integridad científica.

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