Tiempo de renuncias
Algunos de los personajes estelares de la política mexicana durante los últimos cinco años, dan un paso al frente hacia otra etapa
Columnista InvitadoLa política es tiempo. Así lo ha dicho varias ocasiones el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus conferencias mañaneras. Resulta interesante desenmarañar las interpretaciones de tal dicho, ahora que estamos dando un salto a una nueva temporada de la vida pública y política de México.
Por un lado, el saber manejar el tiempo, puede implicar que aquel que sepa disponer de la mejor manera del tiempo limitado del que dispone, puede mejorar su posición o llevarlo a cumplir sus objetivos, cualesquiera que fueran. Por otro, puede significar la capacidad de dominar el temple de tal forma que se sea capaz de aguardar al momento indicado para comunicar, reaccionar, confrontar. También puede tratarse de la necesidad de abordar la realidad desde una perspectiva histórica que permita, sí analizar el presente, pero también visualizar un futuro a corto, mediano e incluso largo plazo. Pudiera ser también, una combinación de estas tres.
La habilidad para manejar el tiempo no es sencilla ni trivial en política. Por más obvio que resulte, si no se usa el tiempo en que se detenta una posición de poder para mejorar las condiciones materiales y simbólicas de la población, será mucho más difícil aspirar a ser reelecto o a mejorar la situación propia; una acción tomada antes de lo debido, derivado muchas veces de no saber gestionar las emociones, puede acabar por debilitar la posición que se detenta; la incapacidad para interpretar un momento de efervescencia política quizá ocasione que una ventana abierta se cierre para no volverse a abrir, o al menos no pronto. Todo lo mencionado anteriormente puede ocurrir en sentido opuesto de hacer del tiempo un aliado.
En México, hoy por hoy, estamos en tiempo de renuncias. Algunos de los personajes estelares de la política mexicana durante los últimos cinco años, dan un paso al frente hacia otra etapa, decisión que no solo definirá su rumbo político, sino el de la nación en su conjunto.
Lo que no hay que perder de vista, es que el proceso en el que ya estamos inmersos es maratónico. Ahora, y quizá más que antes, es fundamental que la y los candidatos aprovechen de los escasos poco más de dos meses de que disponen para posicionar su nombre e imagen en todo el país. Para ello, la y los contendientes harán un recorrido por todo el país, no podía ser de otra forma, ya que fue el ejemplo puesto por el presidente López Obrador.
Pero, es igualmente importante que tal presión no les lleve a confrontarse los unos a los otros si es que quieren evitar que hayan heridas profundas que no puedan cerrarse una vez concluido el proceso interno de Morena. Una vez más, saber reaccionar ante el tiempo presente tendrá un valor estratégico fundamental. Por eso, es de celebrarse la posición de la Dra. Claudia Sheinbaum, quien ha hecho énfasis en que ella no se confrontará con sus compañeros, y que la mayor apuesta debe de ser a la unidad del movimiento. A mi parecer, solo así podrán aprovechar el impresionante impulso que mantiene la 4T.