Refrescos y ‘chatarra’, barril sin fondo
En México vivimos desde hace décadas un mal que lastima nuestra salud y calidad de vida, el cual ha avanzado con la complicidad de diferentes sectores, y que consiste en la producción de alimentos y bebidas que están enfermando y llevando a la muerte a millones de personas. Resultado de ese círculo vicioso, nuestro país […]
Alejandro ArmentaEn México vivimos desde hace décadas un mal que lastima nuestra salud y calidad de vida, el cual ha avanzado con la complicidad de diferentes sectores, y que consiste en la producción de alimentos y bebidas que están enfermando y llevando a la muerte a millones de personas.
Resultado de ese círculo vicioso, nuestro país es el primer lugar en obesidad infantil y segundo en adultos mayores, de acuerdo con UNICEF. Los enfermos saturan los servicios de salud, convirtiendo la inversión que se realiza en ese rubro, en un barril sin fondo, pues cada vez hay más productos ‘chatarra’ y mayor consumo de bebidas y alimentos altos en azúcar, sodio y grasas saturadas.
En este contexto presenté en el Senado de la República una iniciativa para aumentar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, conocido como IEPS. Pero vamos por partes.
De manera gradual hemos ido agregando mayor cantidad de productos industrializados a nuestra dieta. Los añadidos de azúcar que utilizan las empresas productoras no son de caña de azúcar, son químicos añadidos que dañan la salud.
En los primeros 10 meses de 2019 los mexicanos adquirieron más 19 mil millones de litros de bebidas, según datos de la Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera de INEGI, medición que es un indicador pero aún así no engloba la amplia gama de productos de este tipo que toma la población.
En nuestro país el consumo de azúcares añadidos se encuentra por encima de los parámetros de la Organización Mundial de la Salud, que recomienda no sobrepasar el 10 por ciento del total de energía de la dieta.
El Instituto Nacional de Salud Pública considera que entre el 66 y 91 por ciento de la población rebasa ese 10 por ciento en su ingesta de calorías, a través de azúcares añadidos, siendo las bebidas azucaradas las que aportan el 70 por ciento de dicho excedente.
Los estudios ligan el consumo con daños a la salud desde edades tempranas y alteraciones metabólicas en el muy corto plazo, esto es apenas a las dos semanas de frecuentar el consumo. Además de la adicción que generan esos alimentos y bebidas.
No es natural que nuestro organismo reciba esas descargas de azúcar, bombas con sustancias procesadas que generan alteraciones y que son factor de riesgo para desarrollar enfermedades crónicas y finalmente también significan mayor riesgo de muerte.
El objetivo es cuidar a la gente, ha dicho y coincido con el presidente Andrés Manuel López Obrador. No seamos omisos, comparto el concepto con el senador Ricardo Monreal.
Ante este panorama planteo aumentar el IEPS con un incremento al impuesto ya previsto en la ley en dos rubros. Primero para bebidas saborizadas, al pasar de una cuota aplicable de $1.2616 por litro a una de $3.26 por litro. Y segundo, que pase del 8 al 20 por ciento la cuota para alimentos no básicos que tengan una densidad calórica de 275 kilocalorías o mayor por cada 100 gramos.
Las empresas productoras deben cambiar de manera clara, contundente y acelerada sus fórmulas. Vamos tarde y en esta gestión tenemos que lograr que el tema sea accesible para la gente, informar, tomar acciones, lograr que las autoridades ejecuten programas y hacer sinergia con las productoras que dedican buen porcentaje de sus recursos a mercadotecnia, para revertir esa tendencia negativa de muerte y daño a la salud.