Refranes de exportación

No hay que hurgar mucho en el pasado del inefable J. J. Suárez, para saber que las operaciones que han causado el mayor quebranto en la paraestatal se le deben anotar a él.

No sólo teniendo en cuenta que descarriló el famoso “pemexgate”, al eliminar artificialmente la causa penal, mediante la fabricación de un pagaré a través del cual –supuestamente- el sindicato resarcía a la paraestatal, sin embargo el título se pagaba con recursos que el mismo Suárez surtía al sindicato de manera heterodoxa.

Gabriel Reyes Orona Gabriel Reyes Orona Publicado el
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No hay que hurgar mucho en el pasado del inefable J. J. Suárez, para saber que las operaciones que han causado el mayor quebranto en la paraestatal se le deben anotar a él.

No sólo teniendo en cuenta que descarriló el famoso “pemexgate”, al eliminar artificialmente la causa penal, mediante la fabricación de un pagaré a través del cual –supuestamente- el sindicato resarcía a la paraestatal, sin embargo el título se pagaba con recursos que el mismo Suárez surtía al sindicato de manera heterodoxa.

Resulta además obligado recordar que impulsó un supuesto financiamiento que no fue más que una venta simulada de las acciones que Pemex tenía en Repsol, transacción que tuvo que deshacerse ante recomendaciones de la ASF.

Así mismo, ineludible resulta recordar las desesperadas explicaciones radiofónicas que dio a una de las más aberrantes operaciones financieras llevadas al cabo por el Gobierno Federal, con la supuesta toma hostil de asientos en el consejo de Repsol, operación que sólo derivó en el inexplicable rescate de una constructora afín al pasado régimen español y en multimillonarias pérdidas para el descentralizado. Aun no toca fondo esa “inversión”.

Ruinosas peripecias por miles de millones de pesos en “asesorías financieras”  y minusvalías por la insostenible adquisición le adornan.

Célebre es la demoledora operación que le clavó a la Aramburozabala con lo que dice es su especialidad, los derivados financieros, que a más de uno de sus cuates le hicieron fortuna.

Aquel programa, los pidiregas,  que de no ser un agravio al erario nacional, resultarían hilarantes, hallaron tumba contable bajo su docta habilidad para la opacidad. En efecto, el quebranto más grande de la historia de las finanzas nacionales, se documentó en su gestión.

¿Cómo quedarían ITS y el Mater Trust ante una revisión de la SEC?

Qué decir de empresas que con él de la nada saltaron al estrellato, como Global Drilling y Navix de México, que sólo tienen en común la cercanía con el inefable ex director. Lo que no suena lógico, suena metálico. 

Para quienes no entienden por qué buscan trabajo enriquecidos exfuncionarios, olvidan que siempre es bueno estar en una nómina con salario desconocido. Porque se esconde la mano que roba, pero no la que gasta. 

Todo parece indicar que la “aparentemente ligera” investigación hecha por Jacobs al incorporarlo a su consejo, recuerda aquel trágico error de la telefónica hispana, que lejos de contratar un “abrepuertas”, sólo heredó un tormentoso pasado “cierrapuertas”.

Ante lo poco o nada que se sabe de Jacobs en México, debe decirse que empieza con mala carta de presentación. 

Por eso, con lupa en mano a Jacobs- como a Monreal- habría que decirle: Dime con quién andas y te diré quién eres. Sic Transit.

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