Nos comentan que Miguel Ángel Sánchez Rivera, director del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Nuevo León; Óscar Espino, coordinador técnico de la dependencia, Mauricio Maza, director del DIF Capullos; y Enoch Rangel, director de Planeación y Proyectos, estarán dejando sus respectivos cargos.
La renuncia estará relacionada con las irregularidades que salieron a la luz pública en la muerte y cremación del joven Ángel en el albergue Fabriles del DIF Nuevo León. La investigación de la Fiscalía General de Justicia, a cargo de Gustavo Adolfo Guerrero, obligó a que estos funcionarios sean separados, al menos temporalmente, de sus cargos.
Más allá que dejen los puestos, la Fiscalía no tendría que dejar en la impunidad la muerte del menor, pues existen elementos para llevar a proceso a los funcionarios estatales.
Expedir un certificado de defunción por un doctor externo y cremar el cuerpo del joven de 14 años sin la autorización de la Fiscalía es un tema muy delicado y que ameritaría una sanción ejemplar para sentar un precedente. Y más aún cuando se evidencian las malas condiciones en las que se encuentra el albergue Fabriles, durante la estancia de Ángel, las cuales se documentaron en la inspección de la Secretaría de Salud.
Disputa por Casa del Campesino
Después de 86 años de operar en el Barrio Antiguo como refugio para los campesinos del sur y norte del estado, nos dicen que la Casa del Campesino está en la mira de la Secretaría General de Gobierno, a cargo de Javier Navarro.
Nos aseguran que Navarro pretende operar el inmueble ubicado en Barrio Antiguo y convertirlo en un museo. Este edificio civil es el más antiguo en Monterrey, y hoy es sede de la Confederación Nacional Campesina.
La intención es despojar a los trabajadores del campo de este inmueble histórico, que sirve como refugio, centro de orientación, así como punto de alimentación y descanso a quienes vienen de los municipios rurales.
Desde ayer ya comenzó la inquietud entre los campesinos ante estas versiones, aunque, también afirman, no están dispuestos a ceder tan fácil un sitio emblemático. Pareciera que Javier Navarro no se toma en serio su posición, en donde debería privilegiar las formas de solucionar problemas para todos y no para unos cuantos, incluso, para los campesinos, quienes desde 1993 utilizan este inmueble histórico.