Redes de Poder: Mano misteriosa en la sucesión universitaria

No es difícil imaginarse, tampoco sería difícil investigar, de dónde salió el dinero para pagar el suplemento sobre los posibles candidatos a rector de la UNAM, aparecido el martes 25 de julio. En esa manoseada lista de precandidatos, ni están todos los que son ni son todos los que están. Eso sí, lo que predomina son los empleados de Enrique Graue, sin contacto real con la comunidad universitaria, pero, todos funcionarios nombrados, fabricados, por el actual rector. Solo se incluyó a un director de Facultad, Germán Fajardo, inviable, porque no es un médico formado en la UNAM sino en la Universidad La Salle, lo que significa que lo incluyeron solo para simular.

Salud, tema central para la sucesión

Como parte de los trabajos para elaborar el proyecto de nación de la 4T para el periodo 2024-2030, un grupo a cargo de la propuesta en materia de salud ya concluyó una primera versión del “Proyecto de Transformación del Sistema Nacional de Salud”, una propuesta que establece las bases para comenzar a realizar los ajustes necesarios en un sector que, como se ha visto, tiene grandes deficiencias. Este proyecto, nos dicen, ya fue compartido con los equipos de algunos aspirantes de Morena a la candidatura presidencial como Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, e incluso ya llegó hasta el presidente López Obrador.

Arsenal de empresas

No pierda de vista a Pedro Pidal Gutiérrez, empresario de bajo perfil que cuenta con más de 30 sociedades dedicadas principalmente a la venta de autos. Sus compañías acumulan quejas en la Profeco de Ricardo Sheffield. Pese a ello logró un contrato de 76 millones de pesos en una licitación estatal al vapor y ahora quiere proveer a la administración pública federal de vehículos destinados a tareas de seguridad. Los focos ya están encendidos y al interior de las dependencias, incluidas las áreas de compras, estarían muy atentos a los movimientos de este empresario y su arsenal de sociedades, pues corren versiones sobre sus pretensiones de participar un concurso de alto nivel, que está próximo a decidirse, con el objetivo de hacerse del contrato millonario, a pesar de no tener experiencia.