Redes de Poder: Los operadores del “Plan C”

De una forma u otra, las posturas antiderechos cada vez tienen menos cabida en la sociedad mexicana, se vio tras los comicios
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Con el presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual mandataria Claudia Sheinbaum midiendo el llamado “Plan C” para el arranque de la Legislatura en septiembre, nos cuentan que uno de los primeros temas a discutir en la transición será quiénes son los operadores. Dados sus resultados a lo largo del sexenio que acaba, se perfila que los elegidos sean Adán Augusto López en la Cámara alta y Ricardo Monreal en San Lázaro. Habrá que ver si la muy golpeada oposición tendrá forma para contener la nueva mayoría.

Revés para antiderechos

Otra de las muchas lecturas que dejaron los resultados de la jornada electoral del pasado domingo 2 de junio, es que, de una forma u otra, las posturas antiderechos cada vez tienen menos cabida en la sociedad mexicana. Quizá una muestra de ello se vio precisamente en las urnas, en donde algunos de los candidatos que no han escondido sus posturas de extrema derecha, de rechazo y negación de los derechos de la comunidad LGBTIQ+ o al derecho a las mujeres a decidir sobre sus cuerpos hayan cosechado sendas derrotas. Quizá algunos de los casos más visibles sean los de la panista Lilly Téllez, quien perdió la elección para el Senado en Sonora; o los casos de los polémicos Gabriel Quadri o de Teresa Castell, quienes buscaban la reelección legislativa y que han sido recurrentemente señalados por ser violentadores y transfóbicos por sus posturas públicas. Lo dicho, cada vez parece que hay menos espacio para este pensamiento.

Tenía todo y lo perdió

Nadie puede regatearle al exgobernador Jaime Bonilla el haber sido la piedra sobre la cual el presidente López Obrador edificó la 4T en Baja California e, incluso, en el noroeste del país. Su llegada a la gubernatura de aquella entidad fue fundamental para consolidar al movimiento lopezobradorista en una región otrora adversa. Sin embargo, el domingo, tras la jornada electoral, Bonilla no llegó ni a un dígito de votación y se quedó sin escaño, pagando con esto sus agresiones y la conducta misógina que lo caracterizó en los últimos tiempos. Ni hablar.

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