Después de semanas en las que prácticamente había disminuido el ruido ante la posibilidad de que las consultas en materia del T-MEC por la política energética mexicana llegaran a un panel de controversias, se filtra desde Estados Unidos, que el propio presidente Joe Biden podría enviar en los próximos días un ultimátum al gobierno mexicano, para destrabar la controversia, esto ante el nulo avance y disposición por parte de las autoridades de este país; esto pese a que el propio presidente López Obrador hubiese afirmado en algún momento que el país vecino del norte había desistido en su queja.. Habrá que esperar si realmente habrá un mensaje en este tono, pues las relaciones bilaterales no están precisamente en su mejor momento. Atentos.
Bonilla y su cartera
Tal parece que el brinco del senador, y exgobernador de Baja California, Jaime Bonilla, de Morena al PT, fue un paso calculado para evitar un descrédito mayor, al estar casi a punto su expulsión del partido guinda. Eso sí, también parece un movimiento con cierta lógica, pues Bonilla había perdido ya hace mucho tiempo el cobijo del presidente López Obrador, a pesar de que el legislador se jactaba de su relación personal. Eso sí, nos comentan que el recibimiento con los brazos abiertos del PT no fue de a gratis, sino que parte del compromiso del exmandatario estatal fue el financiamiento de algunas de las campañas políticas para candidatos petistas, lo que deja entrever que la cartera de Bonilla es muy abultada. Todo esto se presta al menos a cuestionarse de dónde van a salir realmente los recursos. ¿Acaso tendrá que ver con las investigaciones de sus malos manejos financieros en Baja California?
Quien esté libre de pecado…
El que volvió a arremeter en contra del dirigente nacional de su partido fue el exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad, quien señaló directamente a Alejandro Moreno, por la remoción de Miguel Osorio Chong como coordinador del PRI en el Senado. El detalle que le resta credibilidad a Fayad es utilizar palabras y frases como “amenazas”, “favores políticos”, “nepotismo”, o “prepotencia”. Y es que al exgobernador se le olvida muy pronto la forma en como operó durante su mandato para mantener el control del partido en la entidad: imponiendo o intentando imponer a sus fieles, presionando para impulsar a su “delfín” a la gubernatura, abandonando a su suerte a las bases y prácticamente entregando la entidad a Morena en la pasada elección. Y así quiere dar lecciones.
