La concentración por la democracia, que tuvo eco en varias ciudades del país y del extranjero, pero que sin duda tuvo su epicentro en el Zócalo capitalino, fue sin duda una muestra de que no solo desde la autodenominada 4T, con el presidente López Obrador a la cabeza, se tiene capacidad de convocatoria para movilizaciones multitudinarias. Ya el mandatario y la candidata presidencial de Morena descalificaron la concentración y a sus asistentes, aunque realmente es difícil que se desestime. Habrá que ver, eso sí, si habrá una respuesta como la de hace casi exactamente dos años, en 2022, cuando tras la marcha en defensa del INE, el gobierno respondió con una movilización masiva para conmemorar la expropiación petrolera en marzo, que fue considerado como una demostración ante la convocatoria que se había logrado desde la sociedad civil y los partidos opositores. Eso sí, a diferencia de 2022, ahora estaremos de lleno en las campañas electorales. Parece que el pulso de “la calle” podría ser un factor de relevancia para los actores políticos, pero de ahí a que se refleje realmente en las urnas, quizá no tanto. Atentos.
Grave si solo se politiza
En medio del que, muy probablemente, se convierta en el proceso electoral de mayor riesgo para aspirantes, candidatos y actores políticos, no se pueden pasar por alto las declaraciones de Marko Cortés, ante el Consejo Nacional del PAN, afirmando que hay muchos aspirantes del partido que han desistido de participar o de continuar en la contienda, debido a amenazas del crimen organizado, y de ahí continuó para separar al Gobierno federal y al presidente. Sería muy lamentable que esta fuera realmente la situación de los candidatos, porque el clima de violencia y amenazas es innegable, pero también sería grave que el dirigente panista aprovechara esta situación para politizar. ¿O realmente los casos de los que habla están consignados ante la FGR y las autoridades electorales? Es duda legítima.