Aunque en Jalisco se ha normalizado que quien esté al frente de la Universidad de Guadalajara sea un político, y que la casa de estudios, en ese sentido, se maneje como un partido político más, comienzan a surgir cuestionamientos ante la ambigüedad que guarda su rector, Ricardo Villanueva Lomelí, con respecto a su posible participación en los comicios del siguiente año.
Villanueva Lomelí sigue enviando mensajes encontrados cuando se le pregunta si aceptará o no la propuesta de Morena y su alianza para contender por la alcaldía de Guadalajara, en una estrategia política de aplazamiento que probablemente le beneficie a él y a su grupo político, aun cuando se esté dejando de lado el interés prioritario de la universidad y de sus estudiantes.
Evidentemente lo que la universidad y la población estudiantil requieren es un rector profesional que esté enfocado al 100 por ciento en el ámbito educativo de la institución; en contraste, lo que se tiene hoy es a un político que mantiene viva a su alrededor una serie interminable de especulaciones sobre su posible candidatura por la megaalianza que han conformado Morena, PT, PVEM, Hagamos y Futuro por la capital del estado.
Este 12 de diciembre, inclusive, la universidad tuvo que emitir un pronunciamiento para desmentir que esté realizando en sus centros educativos una consulta para evaluar la posible candidatura de Villanueva Lomelí.
Sin embargo, y por lo que ha expresado el propio rector, al parecer mantendrá su ambigüedad hasta el comienzo del siguiente año, por lo que no habría que esperar ningún cambio en lo inmediato.
Tras la muerte de Raúl Padilla López y de su reinado personal en la universidad, se ha hablado mucho de la necesidad de institucionalizar y democratizar la vida interna de la casa de estudios, ¿podría caber ahí la creación de un proceso de selección del rector que priorice lo académico por sobre lo político, o es un mero sueño guajiro para la universidad pública de Jalisco?
El dardo de Pizano
El director del Instituto de Pensiones de Jalisco, Héctor Pizano Ramos, le lanzó un dardo envenenado al fiscal Anticorrupción, Gerardo de la Cruz Tovar, al exigirle públicamente que “desempolve” la denuncia por las malas inversiones que se hicieron en la firma TMM en el sexenio pasado: “el interés público debe ser superior a cualquier interés particular”, le espetó Pizano Ramos, un político hábil, al zar anticorrupción jalisciense. ¿Qué le sabe el titular de Pensiones para haberle dicho eso?
