Ante la designación de Claudia Delgadillo González como coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación en Jalisco y, por ende, futura candidata de Morena por la gubernatura, persiste como una interrogante la postura que asumirán, en los hechos, los dos adversarios principales que dejó en el camino: Carlos Lomelí Bolaños y José María Martínez Martínez.
Lomelí Bolaños pronto se mostró institucional con la publicación de un mensaje el pasado sábado en el que señaló: “Felicito a Claudia Delgadillo por ser la mujer mejor posicionada y por lo tanto designada como la coordinadora de la Cuarta Transformación de Jalisco. Es un honor y una gran responsabilidad”.
Sin embargo, nunca menciona expresamente que apoyará su candidatura, a diferencia de la de Claudia Sheinbaum Pardo, sobre la cual indica: “Como siempre estaré a disposición de las mejores causas, con disciplina y compromiso. Tenemos mucho que hacer para garantizar un triunfo rotundo de la doctora Claudia Sheinbaum y asegurar la consolidación de la Cuarta Transformación. Yo estaré en la primera línea de lucha y esfuerzo para que México tenga el inmenso privilegio de tenerla como la primera presidenta. Ella es la mejor garantía de que el bienestar del humanismo mexicano se consolide y amplíe los horizontes de todas y todos”.
¿Significa ello que Lomelí Bolaños trabajará por el triunfo de Sheinbaum Pardo pero no por el de Delgadillo González? Después de todo, no debe ser fácil para un actor político que, en efecto, ha apoyado durante mucho tiempo al movimiento de Andrés Manuel López Obrador, observar cómo se le entrega esa preciada candidatura a una mujer que, hasta el año 2018, estaba considerada como una integrante relevante del grupo político del exgobernador priista –hoy finado-, Aristóteles Sandoval Díaz.
Operación cicatriz
Algo similar podría estar ocurriendo con el diputado, Martínez Martínez, un panista convertido en morenista, quien el 8 de noviembre declaró que la “corcholata” ganadora debía ser de Morena, es decir, no de algún partido aliado como el Partido Verde, el cual abandera precisamente Delgadillo González. Ese día, dijo el diputado:
“Lo único que yo he dejado muy en claro es que cualquier decisión, sea hombre o mujer, tiene que ser a favor de Morena; si no es a favor de Morena, yo no habré de acompañarlo; no, tiene que ser de Morena; esa es mi apreciación, sea mujer u hombre; yo, si la dirección favorece a otro partido, no habré de acompañarlo”.
A esto se aúna que el legislador no ha publicado ningún mensaje de respaldo para la designación de Delgadillo González. ¿Reconsiderará su postura el diputado, Martínez Martínez, y apoyará a la futura candidata por la gubernatura, o cumplirá con lo que declaró aquel 8 de noviembre?
Con este difícil panorama, todo indica que Delgadillo González no puede tener por ahora otra prioridad más alta que la famosa “operación cicatriz”.