El presidente Andrés Manuel López Obrador inaugurará, al menos de manera parcial, el Tren Maya, una de las obras clave de su sexenio y quizá la mayor apuesta en muchos rubros para el sureste del país. Lo cierto es que aún el día de ayer, como se documentó en redes sociales y en medios locales, los trabajos, sobre todo en las estaciones, aún estaban inconclusos, y los trabajadores seguían a marchas forzadas. Tras el arranque de operaciones, ahora el principal reto para la administración federal y para la Sedena, que lleva el peso de la obra, será que la puesta en marcha al 100 por ciento y sin contratiempos en el camino pueda quedar lo más pronto posible, pues para muchos ahí queda lo que ha sucedido con otra de las obras emblemáticas, la refinería Olmeca, que a varios meses de su inauguración, no tiene para cuándo empezar a operar en plenitud. ¿Será por eso que ya mejor no dan nuevas fechas y plazos?
Baja sensible
Aunque ya era un movimiento “cantado”, la renuncia de Adrián Ruvalcaba al PRI y su distanciamiento con el Frente Amplio en la Ciudad de México para reforzar el proyecto de Claudia Sheinbaum, el golpe para la coalición opositora va más allá de la operación y presencia territorial con la que cuenta en Cuajimalpa el alcalde con licencia. Y es que, aunque quizá no pueda llevarse toda su estructura, lo cierto es que al menos sí lo seguirá la gran mayoría, y más allá de la alcaldía que ha dominado en los últimos años, sus operadores también lograron hacer presencia en otras demarcaciones como en Álvaro Obregón, por ejemplo, en donde se espera una contienda cerrada y en donde las estructuras podrían inclinar la balanza. No es por nada que los emisarios del PRI, pero sobre todo del PAN, estuvieron hasta el último momento intentando llegar a algún acuerdo político para que Ruvalcaba no terminara saliendo.