¿Quién ha subido fotos desnudas?
Delitos cargados de odio como el ciberbullying, el ciberacoso que desde el anonimato provocan infiernos para niñas, niños y adolescentes
Josefina Vázquez MotaFrente a la pregunta que hice a alrededor de 700 estudiantes de secundaria, cerca del 100 por ciento de las manos de las niñas se levantó, y un gran porcentaje de niños también lo hizo.
Esta fue solo una de las respuestas a varias preguntas que en este encuentro pude hacer a las y los estudiantes de este plantel.
La vida que niñas, niños y adolescentes están viviendo en las redes sociales son inimaginables para casi la totalidad de adultos.
Las razones son diversas, por un lado, nuestras generaciones somos migrantes en este mundo digital; nuestras condiciones de vida y entornos donde crecimos fueron radicalmente distintos.
Riesgos de las plataformas digitales
Por otro lado, ignoramos los riesgos que viven día con día en estas plataformas, desconocemos la adicción que provocan los videojuegos y las redes sociales con que hoy viven.
Desconocemos que existen controles parentales y que el uso intensivo de pantallas desde edades tempranas está conformando sus cerebros de manera distinta.
Clínicamente está probado que el cerebro de un niño que desde meses o cortas edades está expuesto a las pantallas tendrán zonas del cerebro que no alcanzarán su mejor desarrollo, y enfrentarán dificultades mayores respecto a niñas y niños cuyo uso de pantallas es más controlado.
Será más complejo para niñas y niños expuestos a pantallas en su primera infancia el poder aprender a leer, a resolver matemáticas, y se afectarán partes fundamentales del cerebro que tienen que ver con el desarrollo de empatía y el control de sus impulsos.
La empatía, que es esencial para vivir, para reconocer a otros, para comprender y ser solidarios, para sentir compasión, se verá dañada con las consecuencias que ello conlleva.
Complejos y dificultades para la juventud
Miles de jóvenes señalan como su mayor desafío la soledad, otros más su apariencia, porque la realidad digital los coloca frente a expectativas utópicas, vidas perfectas, y un mundo que no es real.
Delitos cargados de odio como el ciberbullying, el ciberacoso que desde el anonimato provocan infiernos para niñas, niños y adolescentes.
No se trata de satanizar las redes, y menos aun, la tecnología, sino de cobrar conciencia sobre los riesgos y las realidades que a diario viven este mundo que no fue el nuestro.
Urge que unidos aprendamos y también eduquemos en el civismo digital y en el uso responsable de las pantallas, empezando por nosotros los adultos.
Las redes sociales nos llevan a mundos y posibilidades inimaginables, pero sus contenidos también matan y destruyen la salud mental.
¿Usted sabe si su hija o su hijo ha subido ya una foto desnudos a una red con 2 mil millones de usuarios y cientos de miles de pederastas?