Reflectores. Glamour. Estrellato. Eso es lo que todo cineasta quiere en la vida, y es innegable que directores, productores y actores de cine quieran su nombre en la marquesina.
Sin embargo, en los tropiezos de la carrera fílmica, también sucede el quererse esconder debajo de las piedras, ¿qué hacer cuando eso ocurre? Acudir a Alan Smithee.
Es reconocido por un extensa filmografía en el ámbito comercial hollywoodense desde 1968 y ha incursionado en distintas ramas del arte cinematográfico, como la actuación, la creación de guiones, edición, producción, cinefotógrafo y claro la dirección.
Su repertorio artístico incluye otras disciplinas como director de arte, compositor, departamento de animación, entre otras.
Pero, ¿qué estará dispuesto a hacer el buen Smithee por nosotros cuando nos apene el trabajo en pantalla? Fácil y sencillo: encubrirnos y salvarnos de nuestra fatídica vergüenza profesional.
¿Cómo? Prestándonos su nombre y tomando crédito por el trabajo realizado. Pausa.
No, Alan Smithee no es un mafioso, o prestanombres u oscuro hampón que hará el trabajo sucio con una oferta que no podrá rechazar, simple y llanamente, Alan Smithee es el pseudónimo creado por el sindicato de directores de Estados Unidos, Directors Guild of America (DGA, por sus siglas en inglés), para usarse cuando los cineastas desean que su crédito desaparezca del producto fílmico final a exhibirse.
El debut del alias fue en la cinta “Death of a Gunfighter”, que se estrenó en 1969. El actor Richard Wildmark tuvo diferencias con el director Robert Totten y pidió que se cambiara por el director Don Siegel (conocido años después por ser el director de “Harry el sucio”).
Al finalizar la filmación, ninguno de los dos directores quiso tomar el crédito final en la cinta, por lo que el DGA determinó que la película no representaba la visión creativa de ninguno de los dos, ahí nació Alan Smithee.
Entre la trayectoria atribuida al director inexistente están cintas como “Hellraiser: Bloodline” de 1996, la película de 1990 “Catchfire”, protagonizada por Jodie Foster y Dennis Hopper, el filme de “Dunas” de David Lynch cuando se reeditó para transmitirse por televisión, entre otras.
El pseudónimo perdió vigencia en el año 2000 con la cinta “Supernova” que contaba con los actores James Spader y Angela Bassett, ya que en 1998 una película expuso al mundo la verdadera historia detrás de este nombre.
“An Alan Smithee Film: Burn Hollywood Burn”, comedia que satirizaba el uso del nombre falso, creó controversia en el ámbito fílmico estadounidense, ya que exponía años de este mito urbano en torno a la industria.
Irónicamente el crédito de su director Arthur Hiller fue removido del filme, por lo que Alan Smithee salió de nuevo a colación.
A pesar de que Smithee “murió” hace 15 años, actualmente sigue habiendo intentos de tomar un nuevo estandarte para los cineastas inconformes o para los que quieren pasar desapercibidos.
Tal es el ejemplo del realizador David O. Russell, quien tuvo que abandonar la producción de la película “Accidental Love” de este 2015 por problemas con los productores, ahí la dirección se le atribuyó a Stephen Greene, ¿acaso será el nacimiento de un nuevo cineasta inexistente?