Pero su corta edad no le permite mostrar un curriculum amplio que nos haga pensar que tiene las mejores cartas para dirigir la empresa más importante de México y una de las más grandes del mundo.
Ha desempeñado diversos cargos públicos financieros. Analista del Banco de México. Oficial de inversiones en un área del Banco Interamericano de Desarrollo. Director en jefe para América Latina en el Foro Económico Mundial. Por último, antes de formar parte de la campaña del ahora presidente Peña, fundó un fondo de inversión, donde se dedicó a reestructuraciones y transacciones internacionales.
Su apoyo a la reforma energética no solo está viciada por su perfil financiero más que empresarial, donde tratan de solucionar los problemas a través de la inyección de dinero, cuando quizá la solución es de reestructura al interior, en controles, logística y vicios. También lo está, al ser Lozoya Austin hijo de Emilio Lozoya Thalmann, quien fuera secretario de Energía en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Si analizamos los efectos positivos o negativos que las cabezas tienen en sus empresas, entenderíamos que el puesto de director de Pemex, es sin duda uno de los más importantes de nuestro país.
Sea una empresa nacional, pública, privada o familiar, el éxito de ellas depende en gran medida de quien las dirige.
Pensemos por ejemplo en el caso de Disney. Michael Eisner, que presidió la compañía de 1984 a 2005, tomó buenas decisiones en la época de los 90 con la expansión de los parques, la compra de Miramax y las cadenas televisivas de ABC y ESPN. Sin embargo se equivocó cuando no se adaptó rápido a la era digital y cuando contrató a su amigo Michael Ovitz quien dejó su puesto 14 meses después, con una bolsa de 38 millones en efectivo y 131 millones dólares en acciones, lo que se había acordado en su contrato. Esto causó que los accionistas de Disney demandaran a Eisner y a la mesa directiva. La demanda no prosperó pero Eisner perdió su empleo, el cual vino a ser ocupado por Bob Iger.
Tan pronto Iger tomó las riendas de Disney, restableció a varios directivos, compro Pixar y con esto la unión poderosa con Steve Jobs. Las acciones de Disney no mienten, en 10 años han triplicado su valor de 20 a 60 dólares por acción.
El caso también muy conocido, es el de Apple. En 1985 Steve Jobs fue obligado a dejar la empresa, que él había fundado 9 años atrás. La empresa se vino abajo, y resurgió cuando Jobs fue llamado a ocupar la silla en 1996. La historia de Apple desde entonces es más que conocida, Apple se convirtió en la empresa más rentable del mundo.
¿Cuál es el perfil de los CEO de otras empresas similares a Pemex?
Rex Tillerson, CEO de Exxon. Entró a Exxon en 1975, cuando nuestro director de Pemex tenía un año de edad. Tras un largo camino por Exxon, donde fue presidente de Exxon Yemen y de exploración. Vicepresidente de adquisiciones. Responsable de Exxon Holding en Rusia y el Mar Caspio. Vicepresidente de la fusión Exxon-mobil. Ahora, después de 40 años, es presidente de Exxon.
La historia de John Watson, CEO de Chevron es similar. Entró a Chevron en 1980 y fue escalando su posición en diferentes áreas hasta llevar al puesto más alto de la compañía.
El puesto de director de Pemex no debería tratarse como parte del gabinete, debería tener una personalidad independiente, con perfil empresarial, con un consejo de experiencia que lo respalde, así como se trata las empresas públicas. Necesitamos certeza de saber quién maneja Pemex.