“Mi hija, Ana María Serrano Céspedes, fue víctima de un feminicidio presuntamente de su exnovio, Allan Gil, el pasado 12 de septiembre en nuestra casa. Apenas tenía 18 años y con toda una vida por delante”, fueron las palabras de María Ximena Céspedes, madre de Ana María.
Ana María fue asesinada, víctima de la violencia contra nosotras las mujeres. Es uno de los feminicidios que diariamente se cometen en México.
Desde enero hasta julio de este año, un total de 426 asesinatos de mujeres son investigados como feminicidios, de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública. El mes de junio fue el que más feminicidios sumó en 2023.
Los estados que registran más feminicidios son: Estado de México, Veracruz, Ciudad de México, Puebla, Morelos, Nuevo León e Hidalgo.
No hay palabras que consuelen a los padres que pierden una hija o un hijo, y mucho menos, cuando se trata de un feminicidio.
El feminicidio de Ana María es por desgracia la ejemplificación de la descomposición social en la que estamos inmersos todas y todos. Es la indiferencia e indolencia con la que este gobierno ha tratado el grave problema del feminicidio.
Los feminicidios en México cada día aumentan más y se perpetran más, porque a los victimarios no les da miedo asesinar a una mujer, a una niña, a una adolescente, a una joven.
Las mujeres ya no estamos seguras ni en nuestra propia casa. Los feminicidios se han convertido en una epidemia social que por nada debe normalizarse. No debemos ni podemos ser indiferentes al asesinato de mujeres en nuestro país.
Creer que los feminicidios son un tema de mujeres, no solo es un error, es una gran mentira. Los feminicidios nos afectan tanto a hombres como a mujeres, no es un tema de género, es una epidemia social.
La violencia hacia nosotras es brutal, es ruin, está imparable. Es como la humedad, se mete hasta el interior de nuestras casas para acabar con lo más preciado, la vida de nuestras hijas, hermanas, primas, sobrinas, madres o abuelas.
Los gritos de “ni una más” siguen sin ser escuchados, no solo por los feminicidas que hacen oídos sordos, sino también en Palacio Nacional, donde reina la indolencia.
“Que no quede impune el hecho y se acaben los feminicidios en México”, dijo María Ximena, ese es el reclamo de las madres que son víctimas de un feminicidio.