¿Qué nos pasa?
Estos y muchos otros sucesos a los que quizá ya estemos acostumbrados, como el enriquecimiento inexplicable de muchos, entre los que predominan políticos y funcionarios y un altísimo índice de suicidios entre los jóvenes (más de mil al día en México recurren al suicidio), nos dejan claro que algo no está bien y vuelve la pregunta ¿qué nos pasa?
El pasado viernes en un desayuno con Jaime Mayor Oreja, un español miembro del Parlamento Europeo y vicepresidente del Grupo Parlamentario del Partido Popular Europeo- Demócratas Europeos, pude encontrar una buena respuesta.
Pablo Mier y TeránEstos y muchos otros sucesos a los que quizá ya estemos acostumbrados, como el enriquecimiento inexplicable de muchos, entre los que predominan políticos y funcionarios y un altísimo índice de suicidios entre los jóvenes (más de mil al día en México recurren al suicidio), nos dejan claro que algo no está bien y vuelve la pregunta ¿qué nos pasa?
El pasado viernes en un desayuno con Jaime Mayor Oreja, un español miembro del Parlamento Europeo y vicepresidente del Grupo Parlamentario del Partido Popular Europeo- Demócratas Europeos, pude encontrar una buena respuesta.
El desayuno lo organizó Red Familia y el político español inició hablando de la crisis económica, social y política que sufre el mundo entero para explicar al final que lo más grave de la crisis es que es una crisis que está en las personas.
“Llevamos muchos años queriendo vivir por encima de nuestras posibilidades a toda costa y por ello nos hemos brincado las trancas… hemos creado un sistema que elimina obligaciones y hemos cambiado el tradicional ‘la verdad os hará libres’ por un nuevo y peligroso slogan ‘la libertad os hará verdaderos’”, afirmó el político español.
Pero el tema no es nuevo, ya Benedicto XVI, siendo aun el Cardenal Ratzinger, en la misa previa a la elección papal –abril 15 de 2005- se expresaba así ante el mundo entero: El relativismo, es decir, dejarse llevar a la deriva por cualquier viento de doctrina, parece ser la única actitud adecuada en los tiempos actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus antojos.
El relativismo no es nuevo en el planeta, ya los griegos y sofistas, varios años antes de Cristo, discutían sobre esto: objetivismo y el relativismo. El objetivismo mantiene la idea de que la verdad es independiente de las personas o grupos que la piensan o formulan, el relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto, persona o grupo que la experimenta.
Con esta moda dominante o tiranía del relativismo, como algunos la conocen, atractiva y siempre eficaz en el corto plazo, porque elimina obligaciones y diluye los principios, seguiremos viendo absurdos e incoherencias como las que apenas hemos descrito, y seremos testigos de otras tantas barbaridades. Dónde están los principios de coherencia y austeridad que han construido firmes civilizaciones.
Mayor Oreja felicitó a Red Familia por su empeño en fortalecer a la familia, que dijo, es la célula más potente para combatir esta tiranía, y terminó su intervención explicando que ve la renuncia del Papa como un grito de alarma porque siendo Benedicto XVI quien mejor ha diagnosticado el relativismo es lógico que piense que debe llegar alguien con mayor fuerza para combatir a la bestia.
Bienvenida al cine una nueva y excelente versión de Los Miserables, la obra de Víctor Hugo en la que el dilema del bien y el mal, del honor y la traición, de la coherencia y la hipocresía son magistralmente relatados.
Una obra que contagia sin alternativa del deseo de hacer el bien, una historia que apaga el relativismo. Mientras haya un Jean Valjean, ya podrán existir todos los Javert’s y Thenardier del mundo, que el relativismo no triunfará.